A los 16, el inolvidable Gerardo Manuel la integró a su banda “El Humo” luego de escucharla cantar en un karaoke. Hoy, veinte años después y con una carrera sobresaliente en la música, Adalí Montero se encuentra a punto de estrenar su disco “Hipófisis” que grabó en Buenos Aires, ciudad en la que actualmente vive. Vaya que el destino siempre se ha mostrado caprichoso con ella.

“No es que de un día para otro decidí dejar el Perú. Mi viaje a Argentina fue una de esas aventuras programadas para unos meses, con el fin de conocer la cultura de ese país que tanto me ha gustado desde chica. Quería vivir la aventura musical a flor de piel, interactuar con los músicos, hacer lo que se debe. Esa es la única manera de entender otros escenarios, estar en el sitio, más o menos hice lo mismo cuando llegué a Nueva York y quise empaparme del blues”, dice a Correo la intérprete.

Pero la aventura se prolongó y terminaste quedándote cuatro años en Argentina...

Es que me enganché terriblemente con este país, de verdad uno aquí se siente como en casa. El argentino a mí me ha tratado muy bien, una de las cosas que más me impresionó es el amor que tienen por la cultura musical y por sus artistas.

¿No sentiste en el fondo que a pesar de haber lanzado un disco en tu país no te daban el lugar qué merecías?

En el Perú me han dado mucho reconocimiento, me ha ido muy bien, quiero mucho a mi país, pero lamentablemente llegó un momento en el que los programas de imitación de cantantes llevaron al hoyo a muchos artistas independientes que queríamos hacer nuestra propia música o vivíamos de los shows en vivo.

¿Empezaron a escasear las ofertas de trabajo?

Para muchos empresarios salía más barato contratar a alguien que imitaba a un artista conocido y a nosotros no nos querían pagar lo mismo, eso no me salía a cuenta. La verdad sentía que había hecho cosas en mi país que valían la pena y dije: ‘bueno ahora vamos a recorrer otras tierras, vamos a salir un rato a tomar aire y regresar’.

Te tocó vivir lo peor de la pandemia en otro país. ¿Te anuló creativamente?

No, al contrario. Cuando la crisis me empezó a generar problemas emocionales, ansiedad y ataques de pánico, dije no. Ya tenía el proyecto del disco que se iba a hacer antes de la pandemia, con productores y un equipo de primera trabajando. Cuando empieza la crisis sanitaria, el trabajo presencial ya no se podía hacer y empezamos a trabajar de manera online.

Y los temas reflejan ese estado de ánimo...

La verdad es que trabajar de esa forma era frustrante, me sentía desconcentrada, no podía componer así. Pero dije: ‘bueno, si me siento mal voy a escribir sobre lo que me está pasando ahora’. Y así fue, el disco tomó otra línea que quizás no era, o no es lo que hubiera sido antes de una pandemia, pero no me arrepiento, es lo más autentico y personal que he hecho en toda mi vida.

Las canciones fueron fluyendo...

Cuando empezó a pasar el tiempo y nos íbamos acostumbrando a la situación, también habían momentos alegres y es allí que salen canciones en las que agradezco a la vida y alguna de amor que le compuse a mi novio. Pero también han salido temas con mucha influencia peruana, hay una marinera que se la mandé a Susana Baca para que la escuche y me envió un texto diciendo que le gustaba mucho.

Definitivamente la música es sanadora...

No podría haber superado de otra manera lo que todos estamos pasando. Cantar y componer me ayudó a sobrevivir. Este disco, más allá de que hay canciones muy profundas, me ha permitido dejar muchas cosas con él, muchos sentimientos que no podía expresar también se están yendo con este disco. Además de ser sanador, para mí ‘Hipófisis’ significa un nuevo comienzo, siento que volví a nacer.

ADALÍ MONTERO

Cantautora. Su recién lanzado  disco “Hipófisis”  es un disco  camaleónico orgánico, diverso, denso y oscuro, pero con momentos de amor y humor. Su primer corte titulado “Cuánto más”, es a dúo con la cantante Lula Bertoldi.

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