La relación entre Alberto Comesaña y Cristina del Valle, integrantes de “Amistades Peligrosas”, parece el guion de una telenovela turca, con romances, separaciones, reencuentros, desencuentros, reconciliaciones, situaciones que han marcado una unión artística y personal de más de tres décadas. Los fundadores del dúo español, que este 17 de mayo estarán en el Gran Teatro Nacional en el espectáculo “Molan los 90″, hablan de cómo se encuentra su relación laboral y personal. ”Yo no hablo si es que no tengo un abogado delante, porque ya la cosa está muy tensa”, dice Cristina riendo, a lo que Alberto contesta: Esta es la tercera vez que vivimos como dúo, parece una serie de Netflix que estamos construyendo día a día. No sabemos cómo va a terminar, esperamos que como dice Cristina, con un abogado delante podamos expresar nuestras opiniones mejor”
¿Realmente la relación entre ustedes es tan conflictiva?
Cristina: Yo creo que el éxito de una buena relación es que desde la diferencia seamos capaces de respetarnos el uno al otro, la admiración garantiza el respeto, y creo que eso es fundamental. Admirarnos como personas, más no competir entre nosotros, vernos como iguales y respetar lo que pensamos desde la más absoluta diferencia, eso nos hace ricos y diferentes.
Alberto: Nosotros somos muy distintos, de hecho ya cuando estábamos en los 90, que éramos una pareja profesional y personal, ahí nos dio tiempo a conocernos hasta lo más íntimo, luego ya nos separamos primero como pareja personal y luego ya como pareja profesional, hasta del hueco que te hablé del 2003 al 2005. Nos hemos vuelto a reencontrar en el 2020, y efectivamente, sí es cierto que mantenemos nuestras diferencias. -
A nivel musical, dejando la parte personal, ¿saben manejar sus espacios, en qué momento trabajan y se juntan para crear? Alberto: Tenemos un espacio común en el que aportamos lo que queremos y luego se debate, algunas cosas salen adelante, y otras no. Tenemos dos visiones de cómo plantear un show, y bueno, cada uno defiende lo suyo, de una forma más o menos vehemente en la que cada uno intenta convencer al otro.
Cristina: Hay una realidad, y es que la riqueza y lo único que nos hace únicos, es que no somos dos personas igualitas, no hay una persona que coma a la otra. Esa diversidad en un escenario es como una obra de teatro, no es un monólogo, aquí somos dos cabezas, que tenemos formas diferentes y que si somos inteligentes, eso suma siempre a favor, porque suma públicos diversos.

Muchos se escandalizaban con algunas de sus letras, que en comparación con las del urbano, no eran tan explícitas.. Cristina: Lo que nos marcaba la diferencia frente a otros grupos era esa parte sensual y sexualidad explícita, pero siempre creo que con algo fundamental que era meterle poesía, gusto, elegancia, que creo que es lo más difícil de conseguir. “Amistades” sigue siendo sensual, y erótico, esa parte es fundamental, pero lo seguimos haciendo, con la elegancia y con el respeto que nadie rechaza,
¿Hay nuevas generaciones que escuchan sus canciones, o se han quedado en el rubro de música para gente mayor?Alberto: No, para nada, tenemos muchísimo público joven, o te lo puedes imaginar, de 15, de 20, de 25 años que conocen las canciones y que se sienten muy identificados, obviamente gracias a sus padres. Hay temas nuestros que han descubierto los chicos a través de las redes sociales..
¿Le han puesto límite a “Amistades peligrosas”, tiene fecha de caducidad, van a seguir hasta que el público o hasta que ustedes decidan? Alberto. Tú lo has dicho, hasta que el público decida, o hasta que el cuerpo aguante también, porque ya llega a unas edades que tienes que empezar a saber que todo tiene un límite. Cuando, por ejemplo, el oído se pierde, la voz, se pierde la memoria, o sea hay muchas cosas que te van limitando, y obviamente habrá que decirle hasta aquí música.
Cristina: Tengo la suerte de tener muy buena genética, entonces me he cuidado mucho también, aunque soy de la generación de los 80, 90, pues jamás he probado las drogas, nunca he probado el alcohol, llevo una vida muy sana, siempre he hecho deporte. Me cuido mucho la voz, llevo 30 años estudiando canto, y trabajando mi musculatura, y todo eso ayuda, pero yo espero morirme en un escenario.
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