Cuerpo humano, objeto del arte
Cuerpo humano, objeto del arte

“El trabajo artístico es un medio para conocerse a uno mismo, encontrar el camino que me lleve a la libertad y ver que tenemos que sensibilizarnos más con el prójimo”, afirma la destacada escultora peruana Johanna Hamann al hablarnos de su imaginario artístico a propósito de la muestra antológica que presenta en el ICPNA de Miraflores.

La exposición reúne la producción artística de Hamann entre los años 1977 y 2015. De sus primeros años, destacan esculturas en cera de la cabeza de su hijo, así como vientres de yeso lacerados y suspendidos por garfios.

“La cabecita de mi hijo es el origen de mi desarrollo artístico. Es una forma de mantenerlo siempre conmigo; el tiempo pasa, el niño crece, pero tengo un pedacito de él. La barriga que cuelga de ganchos de carnicero le da otra lectura a la maternidad. Creo que la sociedad te condiciona a cumplir roles y papeles, no es tan fácil ser libre, tratar de mantener tu propio mundo, tu contacto con tu hijo y familia; te tratan de esquematizar sobre el qué hacer y cómo hacer las cosas”, explica Hamann, doctorada en Arte por la Universidad de Barcelona.

VISCERAL. En los años 80 y 90, Johanna continúa con la exploración del cuerpo humano, pero de una forma más visceral y con una gran carga tanática.

De ese tiempo, según cuenta la curadora Sharon Lerner, predominan estructuras óseas y cuerpos en descomposición, así como macizas figuras femeninas y masculinas en madera.

“El cuerpo es un elemento que encuentro interesante, porque así como nos estructura, somos nuestro cuerpo. Y desaparecemos porque el cuerpo desaparece. La idea de la muerte estando vivos te lleva a saber que en cualquier momento la vida se va”, detalla la artista que alcanzó el punto más alto de este imaginario con la exposición a la que tituló “Cuerpos blasonados” (1997).

En 2002, Johanna da un giro a su último trabajo y presenta “Cuerpo, frágil refugio”, donde la forma escultórica se libera y se expande en el espacio.

“He querido ser expresionista, mostrar mi idea de manera confrontacional, para que el espectador se conmueva y empiece a cuestionarse. Represento lo que veo, descubro y admiro del mundo”, expresa Hamann, quien culmina su antología con una exploración plástica sobre la corteza cerebral, a la que denominó “Ese nudo sutil”. “He querido hacer una reflexión de cómo reaccionamos. Los dibujos sobre la sinapsis, por ejemplo, nos dicen que uno debe encontrar en la vida algo que te sorprenda. Así creas una sinapsis nueva y te vas renovando”, finaliza.

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