(Foto: @denisseguerreroofficial)
(Foto: @denisseguerreroofficial)

Después de 15 años, Denisse Guerrero, la icónica vocalista de Belanova, regresa al Perú este 21 de noviembre en el Anfiteatro del Parque de la Exposición para reconectar con un público que ha seguido su música a lo largo de toda su carrera.

En una entrevista con Diario Correo, la cantante mexicana habla sobre su evolución como artista y como persona, los desafíos de la industria musical y cómo ha aprendido a equilibrar la vida en el escenario con la autenticidad detrás de él.

—¿Qué emociones sientes ante tu próximo show en Lima? ¿Cómo ha sido volver a estar de gira con Belanova?

Estoy muy agradecida. Es un momento en nuestra carrera bastante maduro. Nosotros empezamos a hacer música en el 2000. Ha pasado muchísimo tiempo de que no nos presentamos en Perú y me parece increíble que la gente siga conectando con nuestro trabajo, es una bendición muy grande para nosotros. Sobre todo en Perú, que hace mucho tiempo no vamos para allá.

—La pausa que tomaron como grupo también fue un periodo de introspección para ti. ¿Cómo sientes que ha cambiado tu manera de conectar con la música y con el escenario?

Yo conecto con la música y el escenario en un panorama más real, porque los seres humanos, gran parte de nuestra vida, vivimos a través de ilusiones, sueños y utopías, y está bien, es bonito. Muchas de las cosas que los seres humanos, en cualquier disciplina de la que estemos hablando, logramos experimentar algo; lo hacemos inicialmente por el sueño y la fantasía que esa carrera genera en nuestras mentes. Pero a lo largo de los años y de la experiencia, nos vamos dando cuenta de que muchos de ellos, ya llevados a la tierra, no son lo que esperábamos que fueran. Como seres humanos en general, se puede sufrir por eso, y siento que ese sufrimiento, para mí, ya pasó. Ahora soy una persona que vive en la realidad. Soy una Denisse: amiga, guía, cantante, que vive conectada a lo real y que está bien con la artista y la humana imperfecta que es.

—¿Qué descubrimientos has hecho sobre ti en tu etapa como solista?

He descubierto muchas cosas que, a lo mejor, en algún momento pensé que no iba a lograr, y ahora las he logrado. Vengo trabajando más de 20 años con Edgar y Ricardo; estábamos en una dinámica muy familiar y no me veía trabajando o componiendo con otras personas. Sin embargo, en la etapa de Denisse en solitario, me ha tocado trabajar con muchas personas distintas y muy talentosas, productores que, a lo mejor, no encajaban precisamente con lo que yo estaba acostumbrada a hacer musicalmente.

Soy una persona muy tímida, y este reto de enfrentarme día a día —porque de repente tenía una semana completa en donde cada día componía con diversos compositores y productores de diferentes edades—, creo que, en ese aspecto, para mí fue duro. Además, el trabajo de un artista es entrar en tu mente, en tus sentimientos, y las canciones muestran esa parte tan vulnerable de ti mismo. Para mí fue un reto hablar de esas cosas con personas que veía por primera vez y, a veces, solo una única vez. Es fuerte para mí, porque no soy hábil socialmente.

—¿A la Denisse Guerrero de hoy en día qué le inspira como artista?

Me inspira lo real: mis amigos, mi familia, poder regresar a Perú después de tantos años y con un público que aún sigue conectando con mi música. Me inspira una vida con más ganas de vivir. Siento que parte de la cosecha de mi trabajo es precisamente eso: en estos momentos puedo trabajar bajo mis propias reglas.

Sé que hay gente en sus 20’s que quiere hacer varios conciertos, pero yo ya lo hice. Ahora, lo que busco es calidad, disfrutar verdaderamente el show y decir: “Llegué aquí un día antes, descansé, entonces voy a hacer el show con toda la energía y la concentración”. Ese tipo de cosas me inspiran a continuar.

—Muchas artistas femeninas están abriendo espacios importantes en la música pop latinoamericana. ¿Cómo ves hoy el papel de las mujeres en la industria musical frente a cuando empezaste?

Yo, toda la vida, he visto un montón de mujeres talentosas haciendo música. Muchas de ellas han logrado trascender. Por ejemplo, a mí me tocó conocer a Mon Laferte porque era amiga de una amiga mía. Yo la escuché y me pareció que cantaba increíble; la fui a escuchar en el Parque México, y a ella la vi crecer.

Esta es una época en la que, más allá del género, las redes sociales te permiten que la gente te vea y te escuche; antes era imposible. Ya no es necesario —como me tocó a mí— tener una conexión directa con la compañía; simplemente, sin importar tu género, puedes subir tu trabajo a las redes, y el público es el que decide.

Sé que mucha gente se queja de que hay demasiada oferta, pero ninguna época ha sido perfecta. Para las mujeres, ha sido una gran herramienta, porque suele ser difícil que te tomen en serio. Cuando yo inicié, tenía muchos amigos músicos; yo les decía que tenía algunas canciones, y ellos nunca me tomaban en serio. Cuando conocí a Edgar y a Ricardo, ellos sí hicieron equipo conmigo, pero me tocó enfrentarme a que no me tomaran en serio.

A las mujeres, por alguna razón, te ven como la groupie o como alguien interesada en el músico. En ese sentido, sí me costó trabajo.

—¿Qué lecciones has aprendido en estos años?

A poner límites. Los límites que uno pone, definitivamente, son a través de la experiencia, porque cuando estás comenzando esta carrera y vives ciertas cosas por primera vez, piensas que es lo normal; luego te das cuenta de que no. Eso únicamente te da la experiencia.

Hay muchas personas que te van a hablar o pretender ser tus amigos porque tu canción está en el número uno, y a mí eso me costó mucho trabajo, porque eran cosas que yo no podía ver, pero otras personas que estaban a mi alrededor sí se daban cuenta. Después, cuando ya no estuve de moda, me dejaron de hablar, y siento que la experiencia me ha ayudado a darme cuenta de quiénes están conmigo. Esté o no esté en el escenario, haga un show sold out o con pocas personas, sé quiénes son los que estarán conmigo todo el tiempo.

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