“El odio animal es puro, el humano es el peor de todos”
“El odio animal es puro, el humano es el peor de todos”

El desencanto de la juventud peruana por los estudios universitarios y el ingreso de estos jóvenes al mundo delincuencial es la base de la nueva novela social, política e íntima del escritor y catedrático peruano Pedro Novoa, finalista del Premio Herralde de Literatura 2014, titulada Tu mitad animal (Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo).

Las deudas económicas apremian al estudiante de literatura Jano, que ve en el asalto a casas la solución a sus problemas. Ingresa al mundo delincuencial. Se enamora perdidamente de la bella y manipuladora Dulce. Y cuando la mujer y su amante traman su muerte, su capacidad instintiva o mitad animal lo salvará. En diálogo con Correo, Novoa nos ofrece detalles de esta historia, que trae al recuerdo La metamorfosis de Franz Kafka.

Ladrones que dirigen a otros desde los penales son historias de las crónicas policiales, ¿pero conoció a estudiantes así?

Claro. Los casos de robos los saqué de las crónicas policiales para que la novela adquiera un grado de verosimilitud. El universitario puedo ser yo por partes. Yo estudié Lengua y Literatura en la Universidad Federico Villarreal, conozco jóvenes que reniegan de su carrera. La literatura es la punta de un gran iceberg que esconde lo terrible que está la carrera en el Perú, desde los lectores que son pocos, la mala comprensión de lectura y las pocas oportunidades. También expreso mi crítica al sector editorial del Perú que privilegia lo mediático.

¿Por qué te interesó mostrar lo oscuro y grotesco de cada persona?

Puedes ver que esta es una historia grotesca, dura, realista, parecida a Maestra vida (Premio de Novela Corta Mario Vargas Llosa). Las obras que hago son duras, pero tienen un mensaje a veces cruel: es una metáfora de la condición humana. Mis novelas son como las de Kafka; esta novela no solo es una historia curiosa, sino la del hombre contemporáneo. Puede entretener, emocionar, conmocionar; sin embargo, en el fondo, ¿por qué se drogan mis personajes? ¿Por qué son fanáticos al sexo? El hombre contemporáneo está presionado por una sociedad que le da pocas posibilidades, entonces este se recompensa con el alcohol, el sexo y la droga. Mi libro no es una apología de la delincuencia, es un fresco de la realidad de Lima; una especie de radiografía cruda, visceral, de lo que nos pasa a nosotros como ciudadanos.

Bajo tu teoría de que las personas tienen una mitad animal, ¿en qué momento aflora esta personalidad en los humanos?

Conversando con Gonzalo Alegría, el hijo de Ciro Alegría, discutíamos esto. Él me decía que los egipcios valoraban los elementos animalistas en el ser humano, pero con los griegos comienza ese rechazo a lo animal. En el caso de los peruanos, teníamos dioses zoomorfos. En el ser humano a veces aflora nuestro lado animal, nuestro lado perro, gato, tortuga, burro; felino, canino, reptil, aunque tratamos de racionalizarlo. La parte animal nos resuelve muchos aspectos de la vida.

¿Y qué sucede con la mitad animal de una persona cuando quiere asesinar a otra?

El odio animal es un odio más puro, no llega a tanto. El tigre mata al cordero para comérselo, hay equilibrio en su ecosistema, hay sabiduría natural; en cambio, el odio humano es el peor de todos. El filósofo Cioran, autor de Breviario de podredumbre, decía: “Qué difícil es odiar a un animal, qué fácil es odiar a un hombre”. Cuando te domina esa pasión homicida, no es la parte animal sino la humana la que nos llena de resentimientos...

¿Cuándo te inclinas por la literatura salvaje, fuerte, grotesca?

Empecé escribiendo literatura de ciencia ficción, pero nunca ganaba ningún concurso, mis textos no tenían fuerza. Cuando gané el premio de la Derrama Magisterial con mi libro Seis metros de soga, el novelista Miguel Gutiérrez me dijo: “No seas un escritor de una sola novela, invéntate otra historia”. Empecé Maestra vida y Mario Vargas Llosa me dijo: “Pedro, tu novela tiene vitalidad desbordante, el día que dejes eso, dejarás de ser tú. Que tu vida, religión, destino, sea la literatura”. Yo no busco exorcizar mis demonios interiores, sino exorcizar los demonios exteriores de otros. Me he cruzado con todos mis personajes. Hasta esta conversación puede ser parte de una historia en otro momento.

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