Grupo se presentará en el Iris Music Fest cuyo acceso del público será libre,  bajo el procedimiento del canje de una entrada por una donación consciente a través de Teleticket o en la puerta de ingreso del evento.
Grupo se presentará en el Iris Music Fest cuyo acceso del público será libre, bajo el procedimiento del canje de una entrada por una donación consciente a través de Teleticket o en la puerta de ingreso del evento.

Emilio Regueira, vocalista y fundador de “Los Rabanes”, ya perdió la cuenta de sus giras por el Perú, pero eso no quiere decir que su próxima visita con la banda no lo entusiasme. Este 1 de noviembre la agrupación panameña será una de las atracciones del Iris Music Fest, que se presentará en Costa 21 y cuyo acceso al público será mediante donaciones de víveres que serán recibidos por el Banco de Alimentos del Perú y se destinarán a organizaciones y redes solidarias que trabajan con comunidades en situación de vulnerabilidad.

“Hemos tenido el placer de conocer prácticamente el Perú entero y hasta colaborar con sus músicos. Gracias a Dios tuvimos ese deleite y ese placer, lo bueno es que seguimos regresando y siempre con expectativas altas”, dice Regueira, que habló con Correo sobre la vigencia de una banda con más de tres décadas en la industria.

¿Con 33 años de carrera junto a la banda, qué significa la palabra vigencia para ti?

Primero, quiero decir que nosotros no hemos inventado el agua fría, siempre tuvimos gente y modelos que hemos seguido y uno de ellos es Rubén Blades, él sí es un verdadero ejemplo de vigencia. Lo que pasa es que ahora se quiere combinar el artista con el influencer, el artista con lo viral, pero solo el que tiene madera de artista y de músico siempre va a estar tocando. Buscará la manera de dar a conocer su música pero de una manera estable, no con esos picos de viralidad de que subes y después te bajas.

Redes sociales y plataformas versus músicos, hay que encontrar un sano equilibrio entre ambas.

El que es músico sigue trabajando y se adapta a las nuevas tecnologías, pero esa pretensión de la inmediatez, de abarcar todo en 24 horas, es lo que puede afectar un poco al músico, o al que quiere llevar un mensaje de una obra. El músico se hace en la tarima, se hace tocando, esquivando una que otra lata de cerveza al inicio, peleando con el dueño del bar que no te dio la plata entera o con el sonidista tratando de ver que se escuche mejor la música. Esas son cosas que hay que pasar y que son irrepetibles en la carrera.

Los Rabanes se presentarán en el IRIS MUSIC FEST este 1 de noviembre en Costa 21, junto a artistas como Bahiano, Quique Neira, Tierra Sur, y la incorporación de la banda Laguna Pai.
Los Rabanes se presentarán en el IRIS MUSIC FEST este 1 de noviembre en Costa 21, junto a artistas como Bahiano, Quique Neira, Tierra Sur, y la incorporación de la banda Laguna Pai.

Los Rabanes siempre fueron fusión. ¿Cómo ven al cabo del tiempo esa apuesta musical con la que se iniciaron?

Nosotros estamos desde antes que estas cosas se dieran porque somos músicos de la calle, autodidactas, músicos por ley de vida, que nos quedamos escuchando toda cantidad de ritmos que iban de las parrandas hasta Bob Marley y Peter Tosh. Nosotros hicimos fusiones desde antes que esto fuera tan popular y también tan vacío, como es ahora.

¿Cuál fue exactamente su propuesta?

Digamos que todas las fusiones que hicimos, las hicimos de una manera tal vez estructurando canciones que tuvieran similitud, un patrón rítmico con otro, un patrón de tono con otros, cambiando las escalas. Hicimos un estudio profundo para hacer obras como My Commanding Wife, como Señorita a mí me gusta su style, que tiene reggae, que tiene ska. Hicimos colaboraciones con Rubén Blades en el 97, eso fue antes de que alguien mezclara la salsa con rap y también hicimos Rockton con Don Omar, en 2004.

Ahora, hay algunos que presumen la fusión como algo propio.

Creen que la han descubierto, y digamos, solo le han puesto un envase fino, un envase mediático a lo que es la fusión. Yo me acuerdo que cuando hicimos la canción con Don Omar la gente nos satanizó, dijo que eso era un sacrilegio y mucha gente preguntaba quién era ese maleante que cantaba eso. Después con el tiempo pues la gente dijo: ¡Oh, qué obra maestra!

¿Y hablando de creación, has participado en esas clínicas de composición que lanzan temas con 10 autores?

No comparto mucho eso, yo soy privado a la hora de escribir, tengo varias libretas de cuadernos y rayo, vuelvo a rayar, tengo dos o tres colegas de la banda que siempre pueden escribir conmigo y les digo: revisen esto, revisen lo otro. Pero eso que parece el aula de clase con todo el mundo, al final de cuentas es como repetitivo también, se ha convertido en una moda, componer. Yo pienso que crear es un proceso mágico e íntimo.