¿Hay un límite para el amor de madre? Esa es una interrogante inevitable en la vida de Ana, cuando cuestiona su vida tras la partida de su hijo, quien se había convertido en su universo y un buen día decide dejar el nido que lo cobijó. Y es precisamente, la actriz Érika Villalobos, quien asume el reto de encarnar a Ana en “La madre”, obra de Florian Zeller, que se presentará del 3 de octubre al 2 de diciembre en el Teatro De Lucía con un elenco de lujo. “Mientras va pasando el tiempo, me doy cuenta que efectivamente cada montaje realmente escoge a sus actores. De una u otra forma, o por alguna razón la obra me toca, en general coincide con lo que me está pasando, mi hijo se irá afuera a estudiar”, dice la actriz.
La obra tiene que ver con el síndrome del nido vacío.
Exacto, mis hijos están un poco grandes, y ya toca que hagan sus vidas, ya no están tan pegados a la mamá, ya no tengo que cuidarlos. Me toca vivir esa etapa que nos llega a la mamás en algún momento y es inevitable.
¿Cómo eres como mamá? Soy recontra mamá, eso lo tengo bien claro, mis hijos son todo para mí, pero uno va viendo también con el tiempo, tal vez con pena, y en la obra también se trata eso, que no debemos dejar de lado nuestra propia vida, por nuestros hijos, por nuestra pareja, por nuestra casa. Es importante balancear, tienes que estar feliz primero, para poder estar bien y sacar adelante a los demás.
Eso se dice, pero la realidad con las mamás es otra.
Claro, primero te llenan tus hijos, es verdad, pero uno tiene que también saber que ellos ya no necesitan tanta ayuda. Mis hijos en realidad son ahora mi ayuda, mi apoyo, son como mis amigos, entonces ya no es que yo tenga que cuidarlos mucho.
¿Ana, el personaje de La Madre, tiene algunas características tuyas?, En realidad no somos tan parecidas, lo que pasa es que Ana ha dedicado toda su vida a sus hijos, y a su esposo, y nada para ella, no se ha dado su espacio, no se ha dedicado a nada. En cambio, conmigo es todo lo contrario, mi carrera me encanta, me parece hermosa, digamos que no dependo de nadie, no, en el caso de ella, como se han ido sus hijos y como al parecer ella cree que su esposo también se está yendo, que la va a abandonar, ella se siente extremadamente sola. Realmente por su cabeza vuelan y pasan cosas, más de las que deberían.
¿Cuál es el criterio que consideras para aceptar trabajar en una obra? Hay algunos puntos que a mí me gusta evaluar, puede ser porque la obra me conmueve, o porque el personaje me parece increíble, como es el caso de ‘La Madre’, que yo dije, tengo que hacer este personaje, me quedó clarísimo cuando leí el texto. Pero también tiene que ser un personaje que me rete de alguna forma. Puede no ser un protagónico pero tiene que ser un rol que me rete, que haga que yo crezca de alguna forma, que sea un personaje que yo no haya hecho nunca, o que tenga ganas de hacer.
El crecimiento de una actriz tiene mucho que ver con los personajes que acepte. Pero también puede darse de que acepto participar de una obra porque me encanta el elenco. Yo trato, por ejemplo, hace ya algunos años, de trabajar con varios directores diferentes, quiero conocer diferentes experiencias, grupos humanos, digamos productoras, estilos de dirección, eso me gusta mucho. También se puede dar que yo escoja algo porque quiero trabajar con cierto director, pero siempre tiene que ser algo que me haga crecer. Ya no estoy escogiendo papeles simplemente por estar en alguna obra, estoy poniendo mucho énfasis en crecer como actriz e incluso como persona.
Es un privilegio de los actores y actrices de poder vivir por unas horas la vida de otros.
Sí, es un regalo de la vida, uno no puede ser otra persona, pero los actores, de alguna forma, si lo hacemos, y es bonito explorar las diferentes tipos de personas, no juzgarlos, bueno, uno no sabe. Yo siempre he dicho que las cabezas son como las casas, como cuando vas a buscar una casa o departamento, hay de tantos tipos, tan diferentes, entonces es hermoso explorar todo eso en personajes que representan todo tipo de seres humanos.