“¿Se puede ser más mala que Susanita”, le preguntamos a Fiorella Luna sobre su personaje en la telenovela “Los otros Concha”. Y es que, no contenta con hacer maldades a medio mundo en la historia, la joven vende el negocio de su padre sin su consentimiento, le roba el dinero y además lo lleva con engaños a una casa de reposo en la que él muere pidiendo ayuda.
“¿Sabes que me han amenazado en la calle el otro día?”, nos cuenta Luna. “Estaba paseando con mi perrito y una señora me dijo: ‘te voy a pegar’. Me agarró fría. Qué pasa señora, le dije, hubieses visto la cara de confusión que puse, luego me dijo que me estaba asustando por todo lo malo que hago en la telenovela”.
Eso reafirma que estás haciendo un buen trabajo, la gente se cree todas tus maldades... El día anterior que grabamos la muerte de mi padre en la casa de reposo, estaba leyendo las escenas y me comencé a descomponer un poco. Tengo un feeling muy lindo con Carlitos Victoria; la forma en la que iba a suceder su muerte me puso un poco mal. Compré unas flores para llevárselas al día siguiente porque me sentía terrible de lo que por mi culpa iba a pasar.
Los actores no deben juzgar a sus personajes para que todo fluya.
Hay que justificar siempre a tu personaje, tratar de entender qué podía pasar por ella para que actúe de esa forma tan perversa con su papá llevándolo al asilo. Es algo que no comprendo todavía, he intentado hacerlo de muchas formas, pero es muy doloroso, triste.
¿Tu personaje fue tomando más peso con el transcurrir de la historia?
Todo va sucediendo a medida que va avanzando la trama, no es algo que tenga súper claro. Cuando me hablaron de Susana yo estaba conversando para otra novela, entonces, cuando aparece la posibilidad de hacer este personaje, del cual yo tampoco no sabía mucho, mi intuición dijo, no, vamos por acá, y sucedió.
¿Consideras que, al margen de tu trayectoria en teatro, cine y televisión, el personaje de Susana es el que te ha dado esa popularidad que muchos buscan?. Yo diría que sí, siento que por ejemplo, Michelle me dio la oportunidad de estar en “Dos hermanas”, donde también hice el personaje de la antagónica, que empezó como un personaje muy chiquito y que también fue creciendo, lo mismo ahora con Susana. Creo que esta vez agarré un poquito más fuerte la historia, y con otro piso, como para explorar otras cosas, y sobre todo con más aprendizaje de vida. Nuestra chamba va por ahí, respecto a que nuestras vivencias las podemos llevar a escena.
¿Tu trabajo en la telenovela reafirma tu apuesta por la actuación?
Creo que mi oficio es una de las cosas que más disfruto, yo no lo veo como trabajo, sí claro que hay mucho trabajo detrás, pero para mí es como elegir jugar siempre. Yo siempre le digo a mis alumnos que hacer teatro es simplemente como jugar. Cuando uno de niño juega a que es policía o bombero se la cree, no hay nada que te saque de lo que sientes. Así es asumir un papel para que a partir de allí lo desarrolles, pero te lo tienes que creer.
Ese espíritu lúdico en la vida no se debe perder. Nosotros perdemos el juego, nos pasan muchas cosas cuando vamos creciendo y dejamos de tener esa mirada, y en el caso de la actuación, es difícil dedicarnos a esto en el Perú.
¿Desde cuándo decides dedicarte a enseñar?
Desde la pandemia, yo tenía mucho respeto, tenía miedo de compartir, porque a veces no confiamos en nuestro trabajo, pero con posibilidades. En pandemia estaba negada al formato virtual, hasta que era mucho más grande la necesidad de actuar, y acepté una obra de teatro y gané un premio “Oficio Crítico” a mejor actriz de drama. Las posibilidades te van abriendo esas puertas, a las que a veces nos negamos, terminé haciendo teatro virtual.
Lo ideal es no cerrarse a crecer y a las oportunidades.
Tal cual, esa es la fórmula para desarrollarse y seguir avanzando en la carrera.