Harold Forsyth: “Bedoya le hubiese ahorrado sangre, sudor y lágrimas al Perú como presidente”
Harold Forsyth: “Bedoya le hubiese ahorrado sangre, sudor y lágrimas al Perú como presidente”

El diplomático peruano Harold Forsyth acaba de lanzar el libro La palabra del Tucán: Conversaciones con Luis Bedoya Reyes (Planeta, 2016), donde el exalcalde de Lima, excongresista, exministro y fundador del PPC rememora, a sus 97 años, las idas y vueltas de la historia del Perú con envidiable lucidez.

“La idea es que el país conozca detalles específicos de toda una vida de servicio”, señala Forsyth, quien considera “un placer” haber dialogado durante 12 sesiones con el “Tucán”.

¿Cuáles son esos detalles específicos? 

Lo más interesante es que se trata de un hombre que tiene 97 años. Es el político activo más longevo del Perú y probablemente del mundo. El doctor Bedoya hace un análisis sobre el nacimiento de las ideas socialcristianas en el Perú y, en ese contexto, de la trayectoria de una vida que se inicia públicamente a los 17 años, incluso poco antes: durante el gobierno de (Luis) Sánchez Cerro, luego con (Óscar R.) Benavides y finalmente con (José Luis) Bustamante y Rivero, donde tiene una función específica en Palacio de Gobierno (jefe de informaciones). Luego de eso, un hito fundamental es su actitud en los años de la dictadura velasquista. En el libro hay algunos diálogos que tuvo con el general (Juan) Velasco hasta en cuatro oportunidades. Luego de eso, tenemos la Asamblea Constituyente de 1978-1979, donde desarrolla una tarea valiosa.

¿Le dijo el señor Bedoya algo sobre el PPC actual? 

No mucho. Se habló de la gestación del partido cuando vino la ruptura con la Democracia Cristiana, el famoso enfrentamiento ideológico entre el doctor Bedoya y el líder demócrata cristiano Héctor Cornejo Chávez. Ese enfrentamiento de posiciones marca también la historia política del Perú del siglo XX. Pero ya el desarrollo actual de la política no es abordado en este libro, porque cada uno tiene su propia exposición. En ningún caso quería que este libro tenga que ver con opciones políticas actualmente en juego.

¿Es una deuda del pueblo peruano no haber hecho presidente a Luis Bedoya? 

Sí, él debió haber sido presidente. Ese es un fenómeno muy común. Grandes hombres no llegan a la Presidencia por diversas circunstancias: por muertes prematuras o el arco se cierra. Siempre pensaré que si no ocurría el golpe militar del 3 de octubre de 1968 (de Juan Velasco Alvarado), en las elecciones del 69 el doctor Bedoya hubiera sido presidente de la República. Eso le hubiera ahorrado al Perú sangre, sudor y lágrimas.

Luis Bedoya Reyes es un ejemplo de que se puede hacer política de manera respetable, pero en estos tiempos la juventud asocia la política con corrupción... 

Eso preocupa. Se necesita que la gente buena, inteligente, sólida, preparada, se dedique a la actividad política, porque si no, dejamos la política a elementos impropios. Uno de los objetivos de esta publicación es que las nuevas generaciones puedan interesarse en la vida política del país y comprender que es una actividad, literalmente, fascinante, y es posible tener una vida digna, de entrega y gratificante.

¿Y por qué no existen hombres como él en masa? 

Tiene que ver con la ruptura de la partidocracia, con la crisis profunda a la que entramos hace varias décadas, con el descrédito de la vida política. Si hablamos de Venezuela, la figura de (Rafael) Caldera es transversal; en Chile, Eduardo Frei Montalva es reconocido por el centro, la derecha y la izquierda; en México, el presidente López Mateos es un hombre respetado por tirios y troyanos. Necesitamos forjar eso en el Perú y el doctor Bedoya es un buen ejemplo.

¿Qué diferencia a un político de estos tiempos con Luis Bedoya Reyes? 

Lo de ahora es inmediatez, la búsqueda del respaldo popular no a través de la difusión de ideas, pensamientos o del ejemplo, sino a través del agravio, dicterio, de expresiones culturales que tienen poco que ver con la seriedad de la actividad política. Pero tampoco podemos negar que reflejan el estado de ánimo del país. Por eso la clave es la educación: la democracia es una cultura que requiere aprendizaje.

PERFIL

Harold Forsyth

Diplomático

Nació en Lima en 1951 y estudió Periodismo en la PUCP. Ha sido embajador en Colombia, Italia, China y EE.UU. Fue congresista de la República (1995-2000).