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“Déjenme vivir mi vida, yo no soy malo con nadie... Si soy un borracho, si soy un perdido, si soy mujeriego, si soy un bandido... Yo vago en mi mundo, yo soy un vagabundo...”. Esta letra de Vagabundo soy nos viene a la mente cuando tenemos en frente a don Víctor Francisco De La Cruz Dávila, mejor conocido como Iván Cruz, cantante chalaco de amplio repertorio de boleros cantineros.

El intérprete, que está por cumplir 46 años de trayectoria artística, recuerda con nostalgia el largo camino que le tocó trazar para ser una leyenda de los escenarios, mientras que hoy, para otros, solo basta protagonizar un escándalo para ser una “figura mediática”.

“Tengo 70 años de edad y en mis tiempos no se usaba lo que se hace ahora para ser famoso. Me parece mal que en televisión se diga cómo le hizo el amor a uno y otro, qué poses usaron y si eran de tres o cuatro”, critica el “Ídolo del bolero”.

ILUMINADO. El maestro Iván Cruz no duda en recordar un sinnúmero de anécdotas de su trayectoria artística, llena de alcohol y drogas, pero también de su encuentro con Dios.

“El mensaje que puedo darle a la gente es que el dinero y la fama no lo es todo si no tenemos a Dios. Hay artistas que se mueren a causa de las drogas, así estuve yo hace 16 años. Tomaría mucho tiempo hablar de todo lo que viví, por eso estoy haciendo un libro autobiográfico, que espero se convierta en una miniserie o en una película. El ayer y el hoy de Iván Cruz quiero que sea un ejemplo de que se puede salir de las drogas con la ayuda de Dios”, señala el intérprete, que el próximo 14 de octubre, 11 de noviembre y 2 de diciembre celebrará sus 46 años de carrera en la Derrama Magisterial (Av. Gregorio Escobedo 598, Jesús María).

SUFRIDO. Escucharlo interpretar con pasión sus éxitos Deme otra copa, Ficha marcada, Ajena, entre otros, nos hace preguntarle si se siente identificado con sus letras, y responde que la culpa de todas sus desgracias fue venir de un hogar disfuncional.

“Yo vengo de un hogar destruido. Mi madre tenía 16 años y mi padre 19 cuando me tuvieron, por eso se separaron. Estuve de hogar en hogar; al final, mis abuelos de parte de padre me criaron. La vida de los hijos de padres divorciados es desgraciada. En mi niñez casi fui violado en tres oportunidades. Fue un constante sufrimiento y, por eso, si se hace mi película, quiero que el mensaje sea que los padres deben luchar contra el divorcio porque los niños sufren”, sentencia.

Estas declaraciones explicarían por qué Iván Cruz se refugió en las drogas y el alcohol, vicios que casi le provocan una muerte por sobredosis.

CONSEJO. Cruz toma con gracia que el presidente Pedro Pablo Kuczynski haya declarado que no tiene nada de malo fumarse un “tronchito” (marihuana).

“Lo que dijo el Presidente no fue en serio, sino con humor, pero que la gente no vaya a creer que no está mal darse un ‘tirito’ de cocaína, fumarse un poquito de ‘pastita’ o un gramito de ‘coquita’. He probado de todo en las drogas y no llevan a nada bueno. En Estados Unidos casi muero porque me excedí en la cocaína. Dios no quiso que me muera. Yo he vivido en el mismísimo infierno, y cuando me di cuenta, ya era un drogadicto y un alcohólico; estaba solo y sin familia”, recuerda.

“SOY OTRO”. Iván siente que es un milagro de Dios. Sigue cantando sus boleros cebolleros y en cada concierto se toma un tiempo para alabar al Señor con la canción Yo le doy gracias a Dios.

“Cuando me acerqué a Dios, encontré la sanación, por eso me convertí al cristianismo y he decidido dar mi testimonio de vida. Sigo cantando mis temas, pero al final cambio algunas letras para alabar a Dios. Yo soy un milagro, soy una nueva criatura del Señor”, concluye.

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