Para José Mariño, apasionado periodista de oficio, y sobre todo por convicción, la tarea que inició con la publicación de “La Cronología Sangrienta y Oculta, Año Nuevo del terror. Tomo 1″, debía ser continuada. Es así, que a dos años de su primera entrega, el comunicador publica el “Tomo II de La Cronología Sangrienta y Oculta: Carnavales de la Maldad”, libro que registra hechos reales, no interpretación, cometidos por las bandas terroristas Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru contra nuestro país, en los años 80 y 90.
¿El primer tomo fue contundente, pero insuficiente?
La idea original era sacar solo un tomo, pero salían más de 1 500 páginas, nos exigía invertir más dinero, era muy pesado, entonces decidimos sacar un tomo por mes, un reto ambicioso a largo plazo. Cuando no tienes plata para la edición, porque todo cuesta, no puedes avanzar a la velocidad que quisieras. Hemos sacado este segundo tomo a fines de febrero, y de allí sacaré el siguiente año en marzo y así...hasta donde nos dé la vida.
Tus libros deberían tener la financiación del Estado y ser de lectura obligada en los colegios. Yo creo que hay un desinterés por falta de voluntad política de refrescarnos la memoria, aunque esta es una historia reciente, no han pasado 100 años, y el terrorismo vuelve en diferentes formas. Hemos tenido a un presidente que venía de Movadef ligado al aparato creado por Sendero Luminoso, las cosas hay que decirlas por su nombre. Cansa la verdad esta política de no decir las cosas como son para no ofender a nadie, la verdad no ofende, no hay tu verdad y la mía, la verdad es una sola y la tienes que contar por más dolorosa que sea. La tienes que contar para saber, para estar informado, y para que jamás se repita.
Es preocupante la falta de información certera de los jóvenes sobre el terrorismo en el Perú.
Hay toda una maquinaria ideológica para insertarla en la mente de los muchachos, a través de la educación pública, sabemos que hay profesores vinculados a Sendero Luminoso, al MRTA, en los colegios, las universidades, en el sistema de administración de justicia. No podemos voltear la cara ante la denuncia porque alguien se puede molestar, hay una intención política de no incluir, por ejemplo, este libro, como otros de su corte, en el plan de lectura de los colegios o las universidades.

Un libro que es de lectura imprescindible y que es producto de años de trabajo. Este trabajo a mí me ha tomado años, ha sido muy duro, muchas veces lloraba delante de la computadora, me quebraba, por ver tanta sangre, tanta desgracia, tanta desesperación de la gente, y me quebraba recordando tantos hechos que no se pueden olvidar, no podía seguir, pero volvía a la carga. Del 80 al 96 hice el recuento de mes por mes y fue complicado cruzar fuentes e información también porque acuérdate que en esos tiempos no había la tecnología de ahora, no había Internet, no había WhatsApp, no había celulares. Pero todos los hechos sucedieron, eso es lo importante.
En esos tiempos los archivos de los diarios fueron una fuente vital.
Exacto, y allí trabajé mucho con Gustavo Rojas porque como yo tenía algunas fechas, y él tenía los recortes, hemos hecho un cruce de información, y hemos sacado las fechas exactas. Muchas personas, a raíz de mis publicaciones en Twitter en el 2026, me empezaron a escribir por mensajes internos, y eran parientes, amigos, nietos, hijos, primos de los asesinados, y te daban información adicional a la que te presentaban en algunos recortes. Te enriquecían con detalles, qué es lo que había pasado, cómo había pasado, eso sirvió digamos para redondear la información que ellos te brindaban de manera anónima. Eso nos ayudaba para alimentar el contenido de cada uno de los hechos que están mencionados en el libro.
Más que los aplausos, escribir los libros te dejan la sensación del deber cumplido. Yo no trabajo por plata, por estar en la palestra, por fama, por mostrarme, no, creo que es un deber para con mi patria y es un honor hacer este trabajo como peruano.