“Judy es una mujer que está buscando inconscientemente patear el tablero del sistema y quiere construir su propio mundo, con sus propias reglas”, opina Karina Jordán sobre su personaje en la comedia dramática “¡Casa, llegué a cariño!”, bajo la dirección de Patricia Biffi que se presenta en el Teatro Británico hasta el 1 de diciembre. En tiempos modernos, la heroína de la historia decide vivir como en los años 50, con todo y vestuario, costumbres y roles, buscando sobre todo ser la esposa ideal. Pero, a pesar de ese mundo de ficción y fantasía, los conflictos llegarán inevitablemente.
¿Eso de vivir en otro mundo, en otro tiempo y con tus propias reglas es un mecanismo de defensa para Judy?
Ella está construyendo su propia burbuja de seguridad, como hacemos muchos, pero inconscientemente está construyendo su propia cárcel. Nosotros vivimos en nuestras propias burbujas haciendo el símil, que es lo que la obra propone, qué pasa cuando no vives en tu tiempo, qué pasa cuando estás construyendo esa burbuja en tu vida, en una ilusión que se puede reventar rápido.
Pensándolo bien, en estos tiempos hay mucha gente que vive encerrada en su propio mundo, negando hasta la propia realidad. Y no es casualidad, de hecho la autora propone esta anécdota que es un poco bizarra, que es esta pareja de chicos, que deciden vivir en el mundo contemporáneo como si no estuvieran allí.
¿Pero por qué vivir en una burbuja?
Creo que hay un desencanto de su realidad, y hay un corte con ella. Es como esas personas que de pronto lo tienen todo y que deciden que van a ir a vivir a la montaña, se van a volver, no sé, budistas, o van a donar toda su fortuna, la van a regalar y van a pasar una vida totalmente opuesta a la que que están viviendo. Para llegar a esa decisión tiene que existir un descontento, una crisis de identidad también, yo creo que Judy es una persona que está atravesando por una crisis de identidad, la autora propone una pareja que está en crisis, un matrimonio cuyo acuerdo ya caducó. La obra trae a colación un montón de temas.
Muchas veces cada quien le da su propia lectura a una obra.
Sí, y eso es lo hermoso de la obra, que no pretende decirte el remedio para la enfermedad, o sea no propone darte un mensaje, sino plantea el drama de esa pareja que está en crisis porque ya no puede solventar económicamente su fantasía. Llega la carta del banco diciendo que los van a embargar, tienen un problema económico y ese problema hace que todo el castillo de cristal que han construido hace que se derrumbe y que la realidad entre a sus vidas.
¿Cómo llegó el personaje de Judy a tu vida?
Me llega la obra el año pasado, yo estoy viviendo actualmente entre Alemania y Perú, y me llama Patricia Biffi, que no era amiga mía y me planteó el protagónico de la obra, y yo le dije, ¡guau! Me pareció bonito, que alguien que no te conoce, que no es muy amiga tuya, de pronto lea la obra y diga que ese personaje es para tal actriz.
Un personaje muy rico que hoy disfrutas. Yo creo que todos tenemos un poco de Judy dentro, ese conservadurismo, ese machismo, como peruanas no estamos tan lejos de Judy como creemos estar. Cuando comencé el viaje para la construcción del personaje, me he dado cuenta que yo la juzgaba un montón, y me decía pero por qué esta mujer hace esto y me molestaba un montón con el personaje. Hasta en un momento dije, cómo lo voy a hacer, si es tan distinta a mí, que yo me considero una persona feminista.
Definitivamente la obra te lleva a la reflexión, a cuestionarte. A través de la comedia, y creo que muy inteligentemente, Laura Wade plantea todas estas cosas a través del humor. Al final depende de lo que tú estás atravesando en tu vida, te va a interpelar con algo, es una obra que también te habla de cómo los enemigos están cerca, en cómo la violencia sexual que pueden sufrir las mujeres es algo que no está lejos sino dentro del círculo familiar o de amigos. La obra habla de varios temas que nos atraviesan, te plantea que saques tus propias conclusiones, que es uno de los objetivos del arte, de plantearte los problemas y decirte, si estás viéndote reflejado ahí, es por algo.