Cuando los reflectores se apaguen y el público abandone el teatro La Plaza, Norma Martínez se refugiará en una ducha de los camerinos. Abrirá las llaves, se quitará la ropa y dejará caer el agua sobre su espalda desnuda. Se perderá en el silencio. Callada. Las gotas se llevarán la piel de Nawal Marwan, la violencia de una guerra civil en el Líbano, el dolor del hijo perdido, las manos manchadas de sangre, el encierro solitario, el recuerdo de una violación. El golpe del agua le indicará que la función de Incendios, la obra que protagoniza, ha terminado. Será el momento de volver en ella.

El montaje –creado por libanés Wajdi Mouawad y traído al Perú por el director Juan Carlos Fisher– se inspira en un personaje real: Soha Bechara, una cristiana que intentó asesinar a un líder de la Armada Libanesa del Sur a fines de los 80. Durante diez años la mujer fue encerrada en una cárcel, junto a la habitación donde torturaban a los prisioneros. Por una década, Soha escuchó los llantos y lamentos de su pueblo. Y para no caer en la locura, comenzó a cantar. Su voz fue una señal de coraje y fuerza para los torturados.

"Para mí lo más difícil fue acercarme a su dimensión casi legendaria, pero sin descuidar su lado humano. Este personaje me exige una introversión especial, una concentración muy particular. Es muy hondo. Me exige abandonarme completamente y rendirme ante la historia. Yo termino la obra y sí, necesito un tiempo a solas. Digamos que abres un montón de puertas que debes cerrar antes de irte a casa", revela Norma Martínez horas antes de empezar la función.

¿Cómo construiste a Nawal Marwan?

He investigado muchísimo: desde grandes mujeres de la historia hasta premios nobel de la paz, desde mujeres en territorios de conflicto hasta aquellas que han sido torturadas. Nawal es una lideresa, existe, se llama Soha Bechara, no tiene ni 50 años y se dedica ahora a dar charlas sobre su experiencia. No es un personaje cualquiera. Es del tipo de personajes que te hacen a ti, que te van construyendo a ti, y no viceversa.

Mucha gente dice que cuando te ve actuar se queda en silencio por todo lo que transmites, ¿eres consciente de ese talento?

(Ríe) Muchas veces no tengo ni idea de lo que estoy haciendo en el escenario... Quiero decir, nosotros solo somos un canal de una energía más poderosa. Mi trabajo siempre parte de la idea de desaparecerme a mí para que el personaje aparezca, como una médium. Mi objetivo es siempre tocar el corazón de la gente con mi trabajo. Si lo consigo soy feliz.

CAMBIO DE PIEL

Desde 1995, Norma Martínez ha interpretado una veintena de obras de teatro, más de una docena de novelas e igual número de películas y cortometrajes. También ha actuado en cintas europeas como La vergüenza y paseado su talento por Hollywood al lado de actores como Meg Ryan y Russell Crowe en la película Prueba de vida. Martínez es considerada por muchos una de las mejores actrices del país, pero ella prefiere no pensar en eso. Prefiere empezar cada papel en blanco, como si no supiera nada, como si fuera siempre su primera vez. Por eso, quizá, sea una actriz incansable... Fotos: Víctor Vásquez

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