¿La edad, ese inevitable paso del tiempo le importa a Pilar Sordo? La reconocida psicóloga, escritora y conferencista, sin mayor filtro que la sinceridad absoluta y a dos meses de cumplir 60, nos dice que lo importante es haber vivido bien.
“Estoy muy orgullosa de llegar a los 60 con la vida que he podido construir, con todo lo que se me ha ido presentando. Lo que sí me pasa con este número es que siento que me queda un tercio, y con mucha suerte. Esa sensación de que me quedan 20 navidades, no porque yo esté tratando de predecir la cantidad de tiempo que me queda de vida; pero creo que tener la conciencia de la finitud me permite hacerme cargo de mis decisiones de una manera muy distinta”, dice Sordo.
La destacada psicóloga llega a Lima para dictar la conferencia “Exponencial Mente Consciente”, este 23 de agosto en el Centro de Convenciones Lima en San Borja.
¿Cómo enfrentar esa verdad inevitable que es la finitud? Creo que tiene que ver con el contacto con el presente, tiene que ver con lo que voy a decidir comer hoy, hacer hoy, y con quién me voy a vincular. La construcción de ese hoy es donde estoy de alguna manera construyendo mi vida de los 70 . Creo que lo que como hoy determina mi salud de los 70, tanto afectiva como físicamente hablando. Estoy intentando ser consciente en la toma de las decisiones y eso me obliga a estar muy atenta.
Parece que todos vivimos en piloto automático, vivimos sin detenernos a analizar lo que nos está pasando. Creo que es muy difícil vivir hoy sin un concepto que a mí me parece que es súper clave, y que me lo preguntaron y no supe qué responder. Me pidieron dar un solo concepto que podría ayudarnos a vivir mejor a los seres humanos en esta locura de mundo. Después de varios días de pensarlo llegué a la conclusión de que el único concepto que te permite eso es la pausa. Siento que hoy día es necesario darse pausas para responder, para poder pensar una respuesta, pausas para permitirse decir, no sé, que hoy día es tan antipopular porque estamos todos a un Google de respuesta y pareciera que todo el mundo sabe tanto.

Pero en estos tiempos en los que te exigen hacer muchas cosas en tan poco tiempo es difícil la pausa. Para los analógicos, siempre va a ser más fácil la integración porque tenemos la experiencia de un tipo de vida o de un tipo de vínculo que yo nostálgicamente considero mucho mejor que lo que se está viviendo hoy. Pero las generaciones jóvenes van a tener que darse la pausa porque se van a estrellar. Además, hay esta sobrevaloración de la productividad, que a mí me tiene asombrada, que es el no poder no hacer, o el no poder no contestar, o el decir no sé, o el decir no puedo, o estoy cansado. El tema del descanso, de la pausa para poder preguntarte cómo estás, a mí me parece que hoy día es todo un tema.
Y también esa pausa es imprescindible para identificar qué tipo de información estamos consumiendo. La verdad, hoy no le importa un carajo a nadie. En las redes te quedas con el titular, se hace el scroll, porque además tenemos esta cosa de no querer perdernos nada, entonces estamos como alertas a todo, pero al mismo tiempo no sabemos nada de nada, hay tanto fenómeno comunicativo tan contradictorio que siento que quita mucha paz. La única manera de volver a uno y de volver a tener la paz es desde la pausa, desde el me detengo.
¿En tu consulta cuál es el problema recurrente que siempre escuchas? Hay que entender que cuando alguien consulta en una terapia, lo que me cuenta no es el problema. Me muestra la fiebre, pero no la causa, entonces el desafío está en descubrir qué le produce la fiebre, qué es lo que a esa persona le duele, le incomoda, le hace sentirse pésimo. Existe la trampa en el ser humano de plantearse frente a un proceso terapéutico y decir quiero cambiar, pero a la vez no quieren, solo piden que le quiten la fiebre. No está dispuesto a meterse profundamente para descubrir qué le está generando un problema.
La salud mental sigue siendo un tema poco atendido. Ahí es donde viene toda esta filosofía de la cual yo he sido tan crítica, sobre todo este último tiempo, donde nos llenamos la boca diciendo que estamos hablando de salud mental y no hemos hablado de salud mental nunca. Lo que estamos hablando es de enfermedades mentales y de trastornos psicológicos que parece que justifican la salud mental, pero de salud mental, de cómo tú eres más saludable, eres más feliz o cómo estás mejor o más óptimo, no está hablando nadie.