Simon Ghraichy: “Con la música y el arte uno puede aliviar el dolor”
Simon Ghraichy: “Con la música y el arte uno puede aliviar el dolor”

El virtuoso pianista francés Simon Ghraichy (30), de padre libanés y madre mexicana, dará un concierto esta noche en el Gran Teatro Nacional de San Borja gracias a la Alianza Francesa de Lima.

El artista, que toca el piano desde los cinco años, nos habla del recital, de los nuevos retos de la música clásica y de lo convulsionado que se encuentra el Líbano.

¿Qué significa para ti tocar por primera vez en Perú? 

Yo, pese a ser francés, soy medio mexicano y libanés, y siempre desarrollé vínculos y amor por la cultura latina. Presentarme en Perú es una oportunidad increíble, me permite descubrir un país, compartir con jóvenes y con el público este amor por la música y el piano que llevo conmigo desde hace 25 años.

¿Cuál va a ser tu repertorio? 

Mi concierto es parte de una gira, “Liszt y Las Américas”, que me trae desde París, Nueva York y Washington hasta Lima, y luego me llevará a Berlín. El repertorio es un matrimonio entre la música de Franz Liszt (compositor austro-húngaro) y la cultura latinoamericana. Tocaré temas de Liszt y de contemporáneos como Beethoven, y en la segunda parte habrá música de compositores latinoamericanos, como el cubano Lecuona, el mexicano Manuel María Ponce, el brasileño Villa-Lobos y el americano Gottschalk.

Los músicos clásicos guardan un perfil sobrio, pero tu caso es diferente. Es más, has recibido la denominación de “El pianista rockero”... 

Sí, me gusta mucho (risas). Vivimos en tiempos modernos, tenemos acceso al mundo entero desde un smartphone, las cosas son diferentes a hace 50 años; hay que sensibilizar a públicos jóvenes para que no se sientan lejos de este mundo. No, la música clásica no es solamente para los señores jubilados que no tienen fiestas y van a escuchar música clásica. No es algo rígido, está de moda. Las composiciones que voy a tocar son la prueba de que la música clásica tiene mucha vida y está abierta para todos los públicos.

¿Desde cuándo cultivas este estilo? 

Desde siempre. No es algo del que un día me levanté y dije: ‘Quiero ser rockero del piano’. Siempre he tenido contacto con personas de horizontes diferentes. Es algo que he cultivado con el estilo de mi cabello o la ropa que visto en los conciertos. Nunca voy a presentarme con catrín (vestido elegantemente).

¿Crees que uno de los problemas para el poco consumo de música clásica es la imagen conservadora que proyecta el músico? 

Claro que sí. No sé cómo son los músicos peruanos. Conozco a Juan Diego Flórez, que es una estrella mundial, pero no sé cómo será la sensibilidad del público con los músicos. Creo que gran parte de la distancia se da por el músico y no por el público.

Cuando uno habla del Líbano, se viene a la mente la guerra civil en el mundo árabe. ¿Cómo desarrollar música en ese contexto? 

El Líbano es una zona geográficamente densa, la guerra en Siria lleva años, el enfrentamiento entre el Estado Islámico e Israel también, pero el país sobrevive; la música, la cultura, hace que uno olvide esos conflictos. Por eso me gusta ir allá y tocar cada vez que puedo; el 20 de mayo daré un concierto en Beirut.

Como francés ¿qué sentiste frente a los atentados de París en noviembre de 2015? 

Es lamentable, triste. Están matando a jóvenes inocentes en nombre de no sé qué Dios. El segundo día después de los atentados un pianista tocó Imagine, de John Lennon, frente al lugar de los atentados. Fue emotivo. Una prueba de que con la música y el arte uno puede aliviar el dolor. Como francés, me dolió mucho. Una semana no tenía ganas de nada, quería salir de esa realidad.