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Hace algunos años, Vania Accinelli tomó la decisión de dejar la carrera de Ciencias de la Comunicación para seguir su pasión: actuar. Tras protagonizar la película ‘La cara del diablo’ y participar en varias producciones nacionales de televisión y teatro, hoy es la antagonista de la telenovela ‘Mujercitas’, basada en la novela de Louisa May Alcott.

¿Qué fue lo que más te atrajo de la historia de Mujercitas? Estuve como 3 meses sin trabajar, me tomé mi tiempo de ocio. No estaba segura de qué hacer para volver y qué cosas quería hacer en la actuación. Cuando apareció esta propuesta, me sentí atraída hacia el proyecto. Sentía que estaba haciendo algo totalmente nuevo. Fue un halago que Michelle Alexander (productora) confió en mí para darme este papel.

¿Cómo describirías a tu personaje, Mercedes? Lo que me gusta es su resilencia y capacidad para sobreponerse a todo. Las islas de personalidad e historias que se forman con todo lo que ha sucedido en la telenovela, son acontecimientos que van formando su forma de ser. No muestra mucho sus sentimientos, pero no significa que no sienta.

Así como las protagonistas del libro, ¿sientes que tú también estás creciendo con este papel? Sí, estoy buscando y tratando de encontrar herramientas en mí misma que me ayuden a comunicar con honestidad lo que está sintiendo Mercedes. Es un personaje que tiene malicia, y como Vania tengo que identificarme con eso. El ser humano tiene toda una gama de emociones que tenemos que estar dispuestos a descubrir. Ese es el trabajo del actor. En ese sentido, estoy descubriendo cosas de mí misma.

¿Cómo ha sido tu preparación? Hay diferentes formas de interpretar el drama o la situación. En este caso puedo ser antagonista, pero con una maldad que nace del resentimiento y dolor. Sarita, el personaje que interpretaba antes (Amor de madre), también era una niña con problemas. Es una situación similar por el abandono, pero la personalidad de cada una hace que reacciones de varias maneras. Es interesante poder explorar y transformar los sentimientos.

¿En qué género de ficción te sientes más conforme? No me siento comediante, creo que no he nacido para contar chistes pero puedo hacer reír. Por el terror, en el momento de la construcción del acto, hay un montón de trabajo y cuando vez el resultado final te das cuenta que puedes asustarte de algo que tú has hecho. Con el drama, hay algo especial. Es la profundidad, la ansiedad, no sé. Creo que la posibilidad de explorar toda esta gama de emociones más allá del terror, como el miedo, venganza, resentimiento o el amor.

Tras dejar la universidad, ¿te sientes conforme con el camino recorrido? Siento que he tomado la decisión correcta. Cuando entré a la universidad no estaba muy segura de lo que quería hacer. De pronto, había hecho un pequeño taller de teatro y en el colegio también había explorado este tema, pero la conexión no fue inmediata. Antes de iniciar (los estudios), entré al taller de David Carrillo, Plan 9. En la primera clase la sensación fue sincera y placentera. Tras intentar llevar cursos y el taller, no pude más. Con el apoyo de mi familia, me enfoqué y culminé mi preparación en el taller.