Marco Zunino y Ximena Díaz, protagonizan "De mutuo desacuerdo”. (Foto: Joel Alonzo)
Marco Zunino y Ximena Díaz, protagonizan "De mutuo desacuerdo”. (Foto: Joel Alonzo)

En “De mutuo desacuerdo”, comedia del argentino Nando López, la actriz Ximena Díaz encarna a Sandra, una mujer que acaba de divorciarse de Ignacio (Marco Zunino). Pero la relación no acabará con la firma de un papel, la expareja deberá seguir viéndose por el hijo adolescente de ambos, lo que desencadenará una serie de escenarios inesperados. Reclamos constantes, infidelidades, nuevas relaciones, crianza compartida, o no, todos esos conflictos se generan y se tratan con humor.

“¿Pero, es tan difícil ponerse de acuerdo?“, le preguntamos a la actriz. “No, no estamos dispuestos, es bien loco, pero todos siempre queremos tener la razón, y no estamos dispuestos a escuchar al otro”, dice convencida.

¿Cómo llegó a tus manos la obra y cómo te convenció interpretarla? Con Marco (Zunino) estábamos buscando una obra para hacer, teníamos ganas de trabajar con Daniel Veronese, director argentino que es un capo y que trabaja internacionalmente. Mientras leíamos obras, con Marco fuimos a Buenos Aires y nos sugirieron que leyéramos ‘De mutuo desacuerdo’. Nos juntamos una tarde, la leímos, y dijimos: esta es. Felizmente, los tiempos coincidieron para afrontar el proyecto. Tuvimos que irnos a ensayar allá, justo yo había terminado mis novelas, Marco también había finalizado las cosas que estaba haciendo. Asumí el compromiso total y el placer también de hacer algo diferente, algo bonito.

¿Cuál crees que es el mayor aporte que tiene una obra que plantea un conflicto de una expareja? Creo que toca fibras de un tema que mucha gente no se da cuenta, y por eso sale conmovida: las discusiones que tenemos los adultos y que también recaen en los menores, en nuestros hijos. Estás tan enfrascado en querer tener la razón, en ganarle al otro por el resentimiento que tienes y no te das cuenta que hay un menor en el medio al que está afectando eso. No puede ser que como adultos perdamos el rumbo.

Muchos no se dan cuenta que un niño dañado será un adulto con muchos problemas. Claro, es una gran responsabilidad, creo que felizmente hoy se habla un poco más de esto. Ser madre o padre, antes era más como un mandato, bueno ya está, toca tener hijos, y ya, pero creo no es así, son seres que vienen al mundo y que mucho de lo que van a ser como adultos está muy relacionado a la infancia, a cómo lo cuidas, qué les dices, cómo los ayudas. En la obra, si bien hay humor, la gente se ríe, se reconoce y todo, también se lleva algo más para conversar con la persona que haya ido, o para plantear el tema en casa con quien quieras.

Una comedia también puede hacer reflexionar a partir del humor. Exacto, te diviertes pero te llevas algo para analizar, para comprender. Me parece que también en mi yo actriz, como Ximena, me interesa eso, por algo elegí esta profesión, por algo queremos hacer arte, teatro.

¿La actuación era algo que te apasionó desde muy pequeña? De niña lo tuve mucho, en la adolescencia lo alejé de mí porque me daba miedo, me daba miedo pararme delante de la gente, que me juzgaran, no estar a la altura de mi sueño. Felizmente, en un momento especial en mi vida, a los 22, 23 años, dije, no, no puedo dejar de hacer algo por miedo.

¿Tuviste que dejar tus estudios de Administración de Empresas? Terminé la carrera paralelamente a la actuación, pero felizmente tuve un momento de lucidez en el que dije: yo quiero actuar. El miedo hacía que me aleje, miedo a fracasar, miedo a que me digan que no soy buena, pero los dejé en el camino y me tiré a la piscina.

No hay nada como trabajar en lo que te gusta. La mayor bendición que se puede tener es trabajar en lo que te gusta, lo que te apasiona hacer. No todos los días son iguales, hay días que quieres menos, hay días que quieres más, pero cuando te gusta algo, igual habrá algo que cambie, que te conecte con algo más lindo, más bonito.