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En un abrir y cerrar de ojos se acabó un año más, y lo que ha pasado en nuestra durante estos 365 días no es poco. Las propuestas jóvenes se consolidan, tal es el caso de espacios como Mérito, local en el que Juan Luis Martínez y José Luis Saume han sabido ganarse al comensal local con una propuesta sólida que une sabores peruanos y venezolanos a la perfección.

Pero no son los únicos que se consolidan y ganan terreno entre el público peruano. Siete, de Ricardo Martins; Kjolle, de Pía León (quien ha obtenido varios galardones este 2019); Warike Nikkei, de Alonso Arakaki con su propuesta nikkei con toques amazónicos; La Picante, de Fransua Robles y su constante preocupación por la conservación de nuestro mar, son otros importantes ejemplos de lo logrado este año. También figuran en la lista Mo Bistro, de Matías Cilloniz y su continua exploración de los productos de estación -sin contar el maravilloso trabajo que vienen realizando junto a Francesca Ferreyros para poner en valor el uso del tucupí negro-.

Por otro lado, se siguen alcanzando importantes reconocimientos. En los 50 Best Mundiales 2019, dos restaurantes limeños destacan en el Top 10, en tanto, en los Latinoamericanos son 11 restaurantes peruanos los que aparecen en la lista, siendo Perú nuevamente el número uno por séptimo año consecutivo. No podemos dejar de mencionar el premio obtenido por Carnaval, quien entra a la lista de los Mejores Bares del Mundo. Nuestra coctelería avanza y nuestros recursos ayudan a ampliar propuestas que ponen al Perú en la mira.

La cocina regional empieza a sonar, y eso es motivo de mucho orgullo, sobre todo en la capital. Monica Huertas, de La Nueva Palomino, ganó el premio a Mejor Chef en los Premios Summum 2019 por su puesta al día y rescate de la cocina arequipeña; mientras que la chiclayana Cecilia Rios, de Pueblo Viejo restaurante, obtiene el éxito con la recuperación de recetas familiares.

No obstante, y pese a los grandes reconocimientos, aún falta mucho por hacer. La necesidad de una feria gastronómica local es alta; no solo un espacio en el que se exhiba por todo lo alto nuestra cocina, sino donde se hable y discutan temas de trasfondo. Desde acá aplaudimos la primera edición de Pachá -donde las estrellas fueron nuestros platillos y no los cocineros-, así como las diversas ediciones de Filo a nivel nacional.

Respecto a temas pendientes en el tintero, la anemia y la desnutrición siguen siendo una emergencia nacional. También el abuso de poder y género en las cocinas, los bajos sueldos y la falta de compromiso del Estado ante problemáticas como las vedas, donde los intereses de particulares siguen estando por encima de nuestros recursos que, como la mayoría de veces, quedan en el aire.