El hallazgo del documento que difundió el portal Peru Bicentenario revoluciona el conocimiento histórico que se tiene del peruano como producto base para la elaboración de macerados con frutos y especias.

Se trata de la evidencia más remota de que la existencia de este tipo de bebidas data al menos de principios del siglo XIX, y que nuestro no solo en su presentación pura se comercializaba desde tiempos coloniales en sino, también desde inicios de tiempos republicanos en su presentación macerada.

Según una investigación de Ítalo Sifuentes, hace unos dos siglos quedó registrado que el macerado de pisco ya se exportaba a Chile por iniciativa de sus propios comerciantes. En el documento se informa que desde el país sureño arribaban buques para llevarse el macerado de pisco e incluso pedían protección al Estado peruano, pues se vivían el fin de la guerra de la independencia nacional.

Primer maridaje

Según la publicación, el documento data del 19 de mayo de 1823 y coloca al Perú no solo como la cuna de los macerados de pisco, sino también como el primer espacio geográfico de América donde nació el maridaje entre el destilado de uva y los frutos de la naturaleza.

El documento evidencia además que unos cien años antes que naciera el ‘pisco sour’ y el ‘chilcano’ en Perú ya se elaboraba otra apetecida bebida conocida como aguardiente de palto, convirtiéndose en la primera bebida de la historia peruana elaborada a base de pisco, también llamado en diversas épocas destilado de uva peruano.

Cabe precisar que el ‘pisco palto’ es un macerado a base de aguardiente de uva peruano y de las hojas de este fruto.

“Los historiadores del ‘pisco suer’ y del ‘chilcano’, que tienen en común utilizar el limón para su elaboración, ubican el nacimiento de estos licores entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Del ‘pisco soer’ señalan su primera preparación en 1920 en el “Morris bar” del centro histórico de Lima. Dio a luz este conocimiento el investigador Guillermo Toro-Lira, quien también mencionó que posiblemente el origen se remonta a 1904, es decir a principios del siglo XX”, se lee en la investigación.

Carta de 1023

El documento de principios del siglo XIX fue hallado tras una revisión de oficios, cartas, expedientes y otros con información de fuentes primarias. La misiva con fecha de 1823 fue suscrita por el militar peruano Alejandro Guabique, patriota de la independencia nacional que la redactó y remitió al capitán y gobernador de Chincha para su conocimiento del movimiento de las embarcaciones que venían de Chile a los puertos del sur peruano.

“La carta de Alejandro Guabique fue dirigida desde el cuartel de operaciones que el ejército patriota tenía en Caucato, una hacienda que durante el virreinato era conocida por su producción de azúcar y que tras la proclamación de la independencia peruana el 28 de julio de 1821 por el general José de San Martín, se convirtió en un punto geográfico estratégico para desde ahí también terminar de expulsar a los defensores de la monarquía española que ocupaban este lado del continente americano. Caucauto se encontraba ubicada muy cerca de Pisco”, indica Ítalo Sifuentes.

En la carta Alejandro Guabique dice a la Gobernación de Chincha: “Me han contestado que están aguardando los aguardientes que le han de llegar mañana y que el viernes se irán. No deje usted de venir, pues interesa mucho por hallarse Roboredo en este punto y querer hablar con usted pues trae dos buques con destino a llevarse los aguardientes de palto y viene recomendado a usted para que le proteja su carguío y embarque”.

Andrés de Reboredo era un comerciante chileno que junto a otros empresarios de ese país desde 1817 llevaba diversos productos del Perú para venderlos. No solo llevaba aguardiente de palto, sino también tabaco producido en Pacasmayo, azúcar de Caucato, y otros artículos producidos en las haciendas del Perú.

Transcripción de la carta de Alejandro Guabique

“En carta dirigida al Señor capitán y gobernador de Chincha: En este momento acabo de llegar de Pisco de comunicar la orden que usted se digna darme para que se haga el buque a la vela y me han contestado que están aguardando los aguardientes que le han de llegar mañana y que el viernes se irán. No deje usted de venir pues interesa mucho por hallarse Roboredo en este punto y querer hablar con usted pues trae dos buques con destino a llevarse los aguardientes de palto y viene recomendado a usted para que le proteja su carguío y embarque.

En este mismo momento acaba de llegar uno que dice ser pasado de los prisioneros de Quiros acompañado de un chapetón y lo dejó dos leguas de Pisco, paso mejor a la vuelta por ser mejor papel y ha llegado él solo, mas he sabido con evidencia que Arana trata de cortarme, por lo que al momento me mandará usted muy pronto veinticinco hombres más, quedando usted siempre a la mira y preparado por si fuese verdad. Esta noche es cuando piensa darme el asalto, por lo que quedo con el mayor esmero para no sufrir tal desgracia y sino es hoy es mañana por proteger el embarque de los aguardientes de los chilenos.

Remito a usted el pasado para que usted lo examine y haga lo que convenga.

Caucato, mayo 19 de 1823. Alejandro Guabique”.