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En un ritual que duró dos horas esta madrugada un centenar de personas recibieron desde el centro ceremonial de Miculla los primeros rayos solares al inicio del solsticio de invierno y la llegada del día del campesino.

Motivados por el yatiri Saturnino Ccallo, las personas ingresaron de a dos al circuito ceremonial para el inicio del rito en el que resalta el papel de la coca y el vino para la ofrenda. Un grupo reducido pernoctó desde ayer en la zona para presenciar a los astros a través de un telescopio.

El inicio del ritual se dio a partir de las 6.30 h, momento en el que los presentes extendieron sus manos hacia el alba que según la creencia irradia de energías positivas. A partir de ello se dio el saludo correspondiente como parte del inicio del nuevo año aymara y la consolidación de la unidad.

La actividad culminó con la tradicional cacharpaya, que es un baile ancestral que consiste en salir del centro ceremonial, en tanto que la pareja de chamanes se queda en el punto central para incinerar la ofrenda como sacrificio ante el todopoderoso.

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