(ALERTA DE SPOILERS) 

Ayer, tras una larga espera, nos reencontramos con . Y reencuentro es la palabra más acertada para resumir gran parte de lo transcurrido en el esperado primer capítulo de su temporada final, especialmente los vividos en Winterfell.

En el bastión de los Stark se vivió un momento inesperado para muchos norteños, testigos de la llegada de Inmaculados, Dothraki y dragones, seres que hasta entonces simplemente formaban parte de los típicos relatos de los ancianos. La llegada de  al hogar de los lobos fue recibida con relativa desconfianza, como explicó Davos Seaworth, ya que en el norte las acciones pesan más que los títulos.

La tensión inicial se fue rompiendo y llegaron momentos emocionantes como el reencuentro entre Jon Snow y su hermano Bran, a quien no veía desde que comenzaron los enfrentamientos que terminaron con la muerte de Eddard Stark. El exguardia de la noche también se encontró con probablemente su hermana más querida, Arya, quien aún porta 'Aguja' como su arma principal aunque con una destreza que Jon ignora.

En una forja de Winterfell Arya vivió también sus propios reencuentros al volver a ver a Gendry, uno de sus compañeros durante su escape de las manos Lannister, y Sandor Clegane, en un reencuentro duro pero con relativa nostalgia. Similar al que vivieron Sansa Stark y Tyrion Lannister, esposos en el pasado que se separaron tras la muerte del rey Joffrey en unos confusos hechos que terminaron con el enano acusado de asesinato y la Stark comenzando con un escape que le costó mucho sufrimiento.

Mientras tanto en el mar, y a su particular estilo, los hermanos Greyjoy, Theon y Yara, se encuentran luego de que el exescudero de los Stark reuniera fuerzas para rescatar a su familiar. Un reencuentro emotivo más allá del golpe con el que Yara agradeció el rescate para luego darle permiso a Theon de sumarse a la dura lucha que se vivirá en el norte, además de prometer Pyke como posible refugio para el bando de los humanos en la larga batalla contra el Rey de la noche, quien dejó una cruel advertencia contra los hombres asesinando y torturando al pequeño Ned Umber.

Dos reencuentros marcaron el final del capítulo de anoche. Uno marcado por las palabras y el otro por el silencio. Samwell Tarly, el fiel amigo de Snow, finalmente dejó la Ciudadela y arribó al norte para revelar el secreto más importante de la saga Canción de Hielo y Fuego. Ned Stark, el hombre con más honor de Westeros, le mintió a Snow al permitir que viviera como un bastardo porque era la única manera de mantenerlo con vida. Snow en realidad es hijo de su hermana, Lyanna Stark, y Rhaegar Targaryen.

Así, el legítimo heredero al Trono de Hierro es Jon Snow, lo que podría crear un conflicto con su pareja, Daenerys, quien lleva una larga campaña reclutando soldados y aliados para recuperar un honor que considera suyo.

El encuentro final no tuvo tanta información como lo vivido entre Samwell y Jon. Bran Stark, postrado en una silla tras caer de lo alto de una torre quedando tullido observaba con frialdad el rostro del responsable de su estado: Sir Jaime Lannister, quien ahora es un hombre muy distinto a aquel arrogante 'león' que llegó a Winterfell en la primera temporada y arriba al norte para honrar su palabra y blandir su espada contra el Ejército de los muertos.