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Son las 10 de la mañana y al ritmo de Pascualillo llegan Smith (25) y Jean Piere (22) hasta el jirón Tarapaca 359 en Huancayo (detrás del estadio Huancayo). Ambos tararean las melodías del tema chichero Incomprensión mientras descargan la chatarra que han recolectando durante la mañana. En la tricimoto hay decenas de cuadernos y libros, botellas plásticas aplastadas, una cama de metal y otros productos que para algunos ya no sirven, pero para ellos es la ganancia del día.
Entonces para caer bien me atrevo y pregunto: ¿Qué tal la mañana causa? Me miran sorprendidos, siento como un scanner de pies a cabeza y responden: ¡Habla batería (amigo)!, ahí pues, bien nomás Desde ese momento, formaba parte de su batería seria, como ellos dicen, y podía hacer otras preguntas.
TRABAJO
Smith y Jean son amigos desde hace mucho. Juntos madrugaron ayer, como todos los días, para montar su tricimoto (un triciclo al que le han acondicionado un motor para que no tenga que ser empujado) y a la que han instalado un parlante con el que perifonean: compro fierro, cuaderno viejos, chatarra, botella y también escuchan la música que más les gusta. Ellos recorren las periferias de Huancayo para comprar todos estos productos por lo cual pagan 50 y 80 céntimos el kilo. Horas después, ya en el depósito de la señora Linda lo venden a dos puntos más para así poder obtener ganancias. Hasta 50 o 100 soles se puede ganar en una mañana pe batería, dice Jean Piere.
DE VISITA AL DEPÓSITO
Al depósito de la señora Linda, decenas de chatarreros llegan a diario. Desde las 10 de la mañana empiezan a llegar, a las 12:00 el jirón (Tarapacá) se llena de triciclos y carros cargados de mercadería, dice Arturo (26), él es el asistente o secretario y toma nota de cada entrega que hacen los chatarreros para que luego se les pague el monto de su mercadería. A veces a Arturo le dicen el asistonto, pero de tonto no tiene nada. Él cuenta que terminó la carrera de Agronomía en la UNCP y con lo que está ganando - 50 soles diarios- sacará su título profesional.
EL NEGOCIO
Media hora antes de conocer a Smith, Jean Piere, la señora Linda y otros chatarreros, Arturo me contó cómo funciona el negocio. Cada semana se reúnen al menos cuatro tráilers (de 20 toneladas) con chatarra para luego ser llevados a Chimbote donde los procesan. Normalmente son tres (tráilers) de fierros mezclados con papel y botellas y otro con bronce, cobre y aluminio. Se gana 30 o 40 céntimos por kilo de cada cosa, pero si lo multiplicas por toneladas, ahí está la ganancia, dice.
Antes de retirarnos, llega José (23) el coche al deposito, manejando su triciclo cargado de alambres de construcción, 50 céntimos gana por kilo. Comenta que antes hacía cosas malas pero ahora solo recoge metales. Él descarga su mercadería y seguramente al igual que los otros recolectores, madrugará cada mañana para volver a la chamba.