Estudio Ciencias de la Comunicación en la U. de Lima y obtuvo un Master en Periodismo por el Instituto Internacional de Ciencias Sociales en Sao Paulo. Formó parte del equipo fundador de CNN en Español.
Fotos: Julio Reaño/@photo.gec
Estudio Ciencias de la Comunicación en la U. de Lima y obtuvo un Master en Periodismo por el Instituto Internacional de Ciencias Sociales en Sao Paulo. Formó parte del equipo fundador de CNN en Español. Fotos: Julio Reaño/@photo.gec

Diez años han pasado de la publicación de “Estación Final”, libro imprescindible del periodista Hugo Coya, que puso en el mapa del horror a peruanos de origen judío que sufrieron en carne propia la insanía del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Una década después, el escritor nos entrega una nueva edición, que además de recordarnos historias que nos conmovieron, agrega otras que nos reafirman que en medio de la tragedia siempre habrá esperanza, y sobre todo, hombres y mujeres que se rebelarán ante un destino que huele a muerte.

“Cada una de las historias del libro no solo son emocionantes, sino conmovedoras por diferentes razones; pero todas confluyen en lo mismo: racismo, xenofobia, homofobia. Lamentablemente, todas esas taras subsisten hasta este momento y eso que estamos hablando de hechos de hace más de 80 años”, nos dice Coya.

Por eso “Estación final” no pierde vigencia...

Y ahora en esta nueva edición, en realidad de aniversario, se han agregado nuevos capítulos y hay más documentos inéditos que no estaban en las ediciones anteriores. Estación Final me ha dado grandes satisfacciones; primero tiene muchísimas reimpresiones y varias ediciones y ha sido incorporada al plan lector de varios colegios. A una de las víctimas del Holocausto, Héctor David Levy, la municipalidad de San Luis, en Cañete, le ha puesto su nombre a la calle donde él nació, a raíz del libro. El 6 de diciembre se inaugura un monumento en Miraflores en el Parque Isaac Rabín en homenaje a Magdalena Truel, otro gran personaje del libro.

Y su historia es impresionante, miembro de la Resistencia y contribuyó a salvar vidas ¿Es sobre ella que se va a filmar una película?

Sí, de hecho la película está atrasada un poco, primero porque tuvo problemas financieros y después estalló la pandemia. Pero ya está listo el guión, según lo que me han indicado los productores de Hollywood la película va.

En esta edición agregas las historias de Isabel Zuzunaga y del diplomático José María Barreto,  este último, un hombre que a pesar de su nobleza recibe un maltrato a todo nivel.

Definitivamente, y acaba en la indigencia. Un hombre que recién, hace muy poco tiempo, la Cancillería le ha reconocido después de que se ha muerto. La Cancillería le reconoce esto luego que el gobierno de Israel a través del Yad Vashem, que es este centro mundial para la documentación del Holocausto, lo declara  “Justo entre las Naciones”.

La arequipeña Isabel Zuzunaga también mereció ese reconocimiento.

Exacto, nosotros en el Perú tenemos dos personas declaradas “Justo entre las Naciones” que son personas que ayudaron a judíos perseguidos en la Segunda Guerra Mundial y que no recibieron nada a cambio. Porque además en ese momento los nazis habían dado la orden de que cualquiera que escondía un judío en su casa o hiciera cualquier cosa para ayudarlos, automáticamente podría ser torturado, encarcelado o muerto.

¿No fue nada fácil iniciar tu investigación para encontrar víctimas peruanas del Holocausto?

Fue en realidad como buscar una aguja en un pajar, no había ningún nombre, cuando inicié la investigación. Entonces entre millones de víctimas si no tienes un nombre no hay manera de saber dónde estaban los peruanos. En ese momento no es que ponías en un banco de datos la palabra Perú y te salen los nombres. Ahora sí, a raíz de mi libro, ya la publicación es ahora una fuente que está en el Museo del Holocausto en Washington. Ahí vas y pones Perú y aparecen los nombres de estos peruanos y la fuente Estación Final.

¿Y cómo hiciste?

Comencé como cualquier periodista busqué archivos habituales como el Archivo General de  la Nación, Biblioteca Nacional del Perú, Reniec, las municipalidades, miembros de la comunidad judía; pero  nadie tenía un nombre. Eso fue 2004 y al 2007 había conseguido algunos documentos, pero nada concreto. Y en aquel momento el Facebook estaba llegando recién al Perú, era una cosa nueva, pero coloqué  un aviso en Facebook y pedí ayuda. Allí empezó todo pero me tomó cinco años de investigación.

Un trabajo agotador, detallista, especializado, que dio como brillante resultado Estación Final. un testimonio crudo y real que algunos quieren negar.

Sí, y dicen que es una invención, una conspiración. Por eso es tan importante que las nuevas generaciones lo  conozcan. Por eso hablé de que este libro era importante no solo porque que yo lo dijera, sino porque tiene documentación para demostrar que esto no es una creación o un libro de ficción que se me ocurrió en la sala de mi casa; sino que realmente pasó y es una advertencia para que no se vuelva a repetir.

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