Las dietas más raras y dañinas de la historia
Las dietas más raras y dañinas de la historia

Gracias a un mayor acercamiento a los programas de nutrición hoy en día sabemos que muchas de esas "dietas milagrosas" que se ponen de moda en realidad son perjudiciales para la salud, pero desde hace siglos las personas vienen ensayando las dietas 'rápidas' más raras conocidas.

Los romanos y los griegos también hacían dietas para mantenerse sanos y en buena forma física, pero a partir del siglo XIX empezaron a hacerlas más por razones estéticas que por salud y es ahí donde aparecieron las más extrañas formas de bajar de peso rápido.

Masticar y escupir:

A comienzos del siglo XX, el estadounidense Horace Fletcher decidió que una buena manera de perder peso era masticar y escupir en abundancia, para extraer lo "nutritivo" y luego escupir la materia fibrosa que quedaba en la boca, hasta unas 700 veces.

Esta dieta tenía otra particularidad: debido a la poca cantidad de comida que se ingería, quienes hacían la dieta sólo defecaban una vez cada dos semanas y casi sin olor.

La dieta de la solitaria:

A comienzos de 1900 se empezó a promocionar la llamada dieta de la lombriz solitaria que consistía en ingerir huevos de lombriz solitaria, a menudo en píldoras, que según los dietistas de la época, las lombrices llegarían a la madurez en los intestinos y absorberían la comida, causando pérdida de peso, diarrea y vómitos.

Una vez que la persona alcanzara su peso ideal entonces podría recurrir a una pastilla anti parásitos para deshacerse de las lombrices, aunque expulsar los parásitos causaba a menudo fuertes dolores y complicaciones rectales y abdominales.

Sin embargo esta dieta llevaba a serios riesgos, ya que una lombriz puede llegar a medir hasta 9 metros, además de provocar problemas de vista, meningitis, epilepsia y demencia. A pesar de todo fue todo un éxito para la industria de las dietas de aquellos años.

Arsénico:

No faltaban los "charlatanes" que ofrecían píldoras "milagrosas" vendiendo así dosis de arsénico. Pero muchas personas tomarían más de una píldora creyendo que así conseguirían resultados más rápidos, arriesgándose al envenenamiento por arsénico.

Vinagre:

Aún en la actualidad se promocionan las "dietas de los famosos" y en esa época, Lord Byron fue uno de los primeros iconos de la dieta que contribuyó a la obsesión que la gente tiene desde hace décadas por saber cómo pierden peso las estrellas.

A comienzos del siglo XIX el poeta popularizó una dieta que consistía en limpiar y purgar el cuerpo bebiendo vinagre a diario y comiendo papas aderezadas con vinagre. Pero los efectos secundarios incluían vómitos y diarrea.

Los románticos se limitaban a consumir vinagre y arroz para lucir el aspecto delgado y pálido del poeta, tan de moda entonces.

Caucho:

Con la llegada de la Revolución Industrial y la producción en masa el uso del caucho se extendió en la venta de corsés y bragas de goma, que por un lado hacían presión sobre la grasa pero también causaban sudoración. Pero este proceso deterioraba la piel haciéndola vulnerable a infecciones, hasta que la Primera Guerra mundial acabó con la moda ya que el caucho se empleó para la industria militar.

Con información de BBC

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