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Una foto es la mejor forma de guardar para la posteridad algún momento especial. Sin embargo, muchas veces estas no terminan según lo planeado.

Y es que a veces sucede que luego de tomar las fotos, cuando la revisamos para ver que tal han salido, nos damos con la sorpresa de que ha sucedido un imprevisto que hace que todo termine en una anécdota.

En esta ocasión, los encargados de 'arruinar' el momento son las queridas mascotas. Sí, los 'engreídos' de la casa sin querer - o a propósito, tal vez - se entrometen en el instante en que se toma la foto, ocasionando singulares imágenes.

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