#MitosLeyendas - El fantasma de las fotos
#MitosLeyendas - El fantasma de las fotos

Recuerdo que hace algunos años, cuando las cámaras fotográficas usaban rollo, acostumbraba a tomarme fotos a mí misma...algo así como un selfie para este tiempo.

Me tomaba autofotos con mi novio, con mi madre, con mi padre, incluso con mi mascota y mis mejores amigas, en fin; con todas las personas que yo deseaba.

Lamentablemente con este tipo de cámaras no había forma de validar si la foto salió bien, solo tenías que confiar en tu buen pulso y en tu buen ojo; y si salía bien, excelente, quedaría como un muy bonito recuerdo.

Así, pasé unos cuantos meses con mis amigos de la universidad con mi familia hasta creer que había podido dominar la técnica de este gran arte de tomarse fotos a uno mismo.

Un día, mis amigas me dijeron que era el cumpleaños de uno de los chicos más populares de la universidad. Al llegar a mi casa, saqué mi ropa y me cambie; al momento de prepararme para salir, no encontraba mi cámara. Busqué y busqué y finalmente la ubiqué, pero por alguna extraña razón, se encontraba debajo de mi cama, lo cual es muy raro, porque el colchón está muy pegado al piso, y la única manera de que llegue ahí, sería ponerla intencionalmente.

Bueno, no le di mayor importancia, cambié el rollo, puse uno nuevo y salí hacia la fiesta. Bailé mucho y me divertí con mis amigas. Estuve ahí hasta la madrugada. Al llegar a casa, estaba totalmente cansada, así que tiré mi cartera con todas mis cosas y fui a dormir. Al día siguiente mi cámara estaba justo al lado de mi cama, me pareció muy raro, pues recuerdo que antes de dormir arrojé mis cosas al piso.

Lo que viene a continuación es lo que podría ser el peor momento de mi vida. Recuerdo que inserté el rollo para revelar las fotos, y pude ver las imágenes más escalofriantes de mi vida. En varias fotos me encontraba yo durmiendo, muchas de esas fueron tomadas la noche anterior y una, aun peor, había una especie de espectro, el cual tenía la mitad de la cara en la imagen, y un poco más atrás, me encontraba yo dormida.

Lo peor de todo, es que en muchas de mis autofotos, esa sombra salía detrás mío, como si estuviese persiguiéndome para hacerme algo en el momento preciso.

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