A propósito del día internacional de la Mujer, la revista Correo Semanal aplaude a cinco representantes de las millones de peruanas que se destacan en osados oficios sin miedo a la competencia masculina.

- La dama de hierro, de Ate. Tomó las riendas del club y lo ordenó. Rocío Chávez Pimentel, la administradora temporal de Universitario de Deportes logró lo impensado: sacar de la profunda crisis al club. Redujo los sueldos y dejó atrás las cifras exhorbitantes que llevaron al equipo al borde de la bancarrota. Apostó por las canteras, decidió vender a los jóvenes futbolistas y ordenó las planillas. Con ella no se vio a ningún jugador reclamando por un sueldo impago, quedó atrás el fantasma de la baja, consiguió auspiciadores y se enfrentó a los oscuros personajes del fútbol.

"Me gustan los retos", fueron sus primeras declaraciones cuando asumió la dirigencia crema y reveló que no era fanática pero sí simpatizaba con el club. Doce meses después le volvieron a preguntar y respondió que era imposible no querer a esta institución. Rocío Chávez ordenó una casa opacada por las tinieblas. Su carácter, su poder de convencimiento y su capacidad administrativa le hicieron ganarse el respeto en un campo tan difícil como el fútbol. Con ella no hay pero que valga.

- Pequeña Fiera. Tiene 20 años y quiere ser la próxima campeona mundial peruana. María de los Ángeles Núñez empezó a boxear a los 16. Encontró en el gimnasio del Polideportivo del Callao el refugio perfecto para alejarse de las malas juntas y un futuro de violencia que le ofrecía la calle donde aprendió a pelear cuando era niña. "Sentí que había nacido para esto y nunca lo dejé", relata. Antes de abocarse al sueño de ser la mejor del mundo, María de los Ángeles, conocida en el cuadrilátero como 'el huracán del Callao' cuenta que vivió una temporada en España donde su familia pretendió alejarla del boxeo pero se deprimió tanto que terminaron por dejarla volver. Hace un año se entregó por completo a uno de sus objetivos: seguir los pasos de Kina Malpartida. María de los Ángeles entrena diariamente desde las 4.30 de a mañana. A la fecha tiene dos peleas profesionales y varias amateur. El 16 de marzo se batirá a duelo buscando otra victoria. "Sí, alguna mujer me han dicho que las mujeres no boxean pero yo creo que las chicas también podemos ser importantes. Ya lo demostró Kina", finaliza.

- De armas tomar. "Creo que un hombre da más seguridad pero eso no significa que una mujer no la inspire también. Yo creo que hago un buen trabajo, si no, no seguiría haciendo lo mismo", afirma Daniela Cruces Romucho, licenciada del Ejército que desde hace dos años trabaja como seguridad en diversos bancos de la capital. A sus 25 años tiene claro que tiene claro que lo suyo no es un oficio común para las mujeres, aunque cuenta con un buen grupo de colegas y amigas en esta cancha. "Los clientes a veces se acercan y me felicitan. Otros se sorprenden al ver a una chica cuidando un banco. La mayoría es muy amable aunque nunca faltan los malcriados pero sé ponerlos en regla", advierte esta disciplinada mujer que se vio seducida por la vida militar luego de ver a varios de sus familiares enrolarse voluntariamente. Aparte de ser una 'wachiwoman', Daniela estudia para convertirse en fisioterapeuta. Armada con un pulsados para avisar a la policia en casos de emergencia criminal, cuenta que hasta la fecha, felizmente, no ha pasado por ninguna experiencia grave. Y repite sentirse afortunada por eso, no por temor a que le suceda algo sino que porque según ella "la ley en el Perú favorece al ratero". "En caso de una balacera si matas al choro tú vas a la cárcel", se queja.

- Ganando terreno. Uñas largas y perfectas, maquillaje impecable, una cabellera larga y brillante atada en una cola alta. María Soledad Abarca no descuida su femeneidad ni siquiera cuando opera una retroexcavadora. Esta madre soltera sacó adelante a sus hijas a punta de trabajo e ingenio, incursionando en una labor donde se ven pocas mujeres. "Operar una de estas máquinas es casi como manejar un auto", refiere intentando animar a toda aquella que la escuche a inscribirse een un curso como el que ella tomó hace casi nueve meses para aprender a maniobrar estos inmensos vehículos con velocidad y precisión. Conversando con un amigo que trabaja en obras, Maria Soledad cuenta que se preguntó qué tan difícil podía ser conducir una retroexcavadora. Entonces cayó en la cuenta de que nada es imposible, así que le prometió a su hija mayor que se convertiría en operadora y que en pocos meses se graduaría y le traería un diploma. "Ay, mamá, pero que curso más raro", le dijo la pequeña. Y María Soledad simplemente le sonrío. En el fondo sabía que le daría un gran ejemplo a sus hijas, y esto la llenaba de entusiasmo. A la fecha ha participado de dos obras, algunas de la municipalidad de Lima. Y orgullosa se sigue abriendo camino en este competitivo mundo de la excavación.

- Con ella no se juega. Silvia Reyes tiene 32 años y hace 15 decidió convertirse en árbitro, siguiendo los pasos de su madre que aún vigila partidos en provincias. Ya ha dirigido partidos en tres mundiales de fútbol. Para ser una buena árbitro ella cuenta que hay que tener algo de psicóloga. ¿Lo más difícil de su profesión? "Lidiar con jugadores que aún no son capaces de aceptar que una mujer también puede estar al mando de un partido", refiere. En 2008 un sonado incidente con un jugador uruguayo que la insultó en un partido llevó a Silvia a demandar publicamente el respeto hacia las mujeres dentro y fuera de la cancha. Entonces recibió el pleno respaldo de la opinión pública. Sin embargo, aunque no hubiera alzado la voz, ella piensa que la denuncia de aquel incidente hoy le está pasando factura. "La nueva comisión de árbitros, en lugar de respaldarnos, parece estar cerrándonos las puertas a las mujeres cada vez más. Nos están obligando a pasar los exámenes físicos que son para hombres, que contienen pruebas que ni los varones mismos pueden superar. Y el reglamento asegura que no es obligatorio. Hay cierta discriminación, lo siento yo y mis compañeras también", asegura. Las árbitros han sido relegadas a los partidos de reserva. Ella, colegiada por la FIFA, no arbitra un partido profesional hace más de dos años. Los obstáculos le han hecho pensar en retirarse. "Pero no me daré por vencida. No les voy a dar el gusto. Mientras pueda responder físicamente lo seguiré haciendo", enfatiza. Fotos: Elías Alfageme