Una joven es tan alérgica al agua que sus lágrimas le causan heridas y solo se puede duchar dos veces al mes

[LO MÁS VISTO] Para una joven de Estados Unidos, su alergia al agua puede llegar a causarle tanto dolor que solo es capaz de ducharse dos veces al mes y sudar puede causarle un severo daño a su cuerpo. Tessa Hansen-Smith (22) fue diagnosticada con urticaria acuagénica, una rara condición que le causa fiebre, migraña y erupciones cutáneas si entra en contacto con cualquier tipo de líquido, sobre todo sus secreciones corporales. Este es el relato de la rara condición con la que le tocó vivir y de la que habla con fines educativos en más de una red social.

Según explica la muchacha de California, el simple hecho de tomar agua le genera pequeños cortes en la lengua. Si llora, sus lágrimas dejan marcas en su piel, por lo que solamente puede ducharse dos veces al mes, no puede entrar a una piscina o al mar ni tampoco salir a la calle si hay lluvia. Conoce más sobre la protagonista de esta historia.

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La urticaria acuagénica es una rara condición en la piel que, al entrar en contacto con el agua a cualquier temperatura, provoca una reacción corporal como si fuera un ácido o irritante. Quienes son diagnosticados con esta afección, sufren reacciones adversas como inflamación, dolor y lesiones similares a una quemadura.

“Es una enfermedad realmente difícil, ya que incluso soy alérgica a mis propias lágrimas, saliva y sudor”, dijo Tessa en conversación con el medio británico Mirror. “Soy muy propensa al agotamiento por calor y tengo que evitar la actividad física. Incluso tengo que ser transportada por mi campus en la universidad porque, de lo contrario, llego a clase con fiebre, migraña y erupciones, lo que hace que sea muy difícil concentrarme”.

“Sufro de mucha fatiga muscular y náuseas también; la enfermedad generalmente es causada por comer algo con mucha agua en alimentos como algunas frutas y verduras. Incluso beber agua puede causarme cortes en la lengua”, agrega la joven que toma actualmente nueve pastillas al día con la esperanza de mantener estable su rara enfermedad.

Su cuadro fue diagnosticado cuando tenía 8 años y desde entonces ha tenido que adaptar su estilo de vida a su estado de salud. En un inicio, cuando empezó a presentar erupciones tras ducharse, sus padres creían que se debía a que era alérgica a ciertos jabones, así que fueron retirando productos y cambiando marcas; no obstante, esto sirvió de poco pues Tessa continuó presentando lesiones en la piel.

Tras hacerse unos exámenes, se concluyó que la piel de Tessa no tolera el contacto con el agua por un extraño disparo de las histaminas presentes en su organismo.

A pesar de las dificultades, está decidida a no dejar que la enfermedad controle su vida. “Siempre he estado muy decidida a ser independiente y dejar mi ciudad natal para ir a la universidad. Hago todo lo posible para tomar las cosas un día a la vez porque algunos días son mejores que otros”, explica.

Mediante su perfil de Instagram, llamado Living waterless, con más de 83 mil seguidores, comparte cómo es su vida diaria y da detalles sobre cómo ha logrado sobrellevar su estado de salud.

Aprendiendo a vivir con urticaria acuagénica

Sea cual sea la causa lo que causa su reacción alérgica al agua, según señaló a BBC en 2016 el dermatólogo Marcus Maurer, fundador del Centro Europeo de Investigación de las Alergias (ECARF, por sus siglas en inglés) en Alemania, la urticaria acuagénica es una enfermedad abrumadora que puede transformar la vida de quien la padece.

“Tengo pacientes que han tenido urticaria durante 40 años y todavía se levantan con ronchas y edemas (inflamaciones) cada día”, dice Maurer. Estas personas pueden sufrir depresión o ansiedad, siempre preocupados sobre el próximo ataque. Aunque sobrevivir a la condición no es un problema, sobrellevar el día a día es una historia completamente diferente.

Tratamiento contra la urticaria acuagénica

Por aquel entonces, el tratamiento para combatir la urticaria acuagénica consistía en la ingesta de antihistamínicos -fármaco que sirve para reducir o eliminar los efectos de las alergias, que actúa bloqueando la acción de la histamina en las reacciones alérgicas, a través del bloqueo de sus receptores- que, en teoría, debía funcionar todo el tiempo. Pero en la práctica, tenían resultados disímiles.

A partir de unos estudios en el laboratorio, los científicos descubrieron que el culpable era el lgE, el anticuerpo responsable de las alergias al polen o a los gatos. Entonces, lo que necesitaban era un medicamento que pudiera bloquear los efectos de este tipo de anticuerpo y, para suerte de ellos, ya existía uno en el mercado capaz de hacerlo: se llama Omalizumab y fue desarrollado originalmente para tratar el asma.

Pero existía un inconveniente: el citado fármaco se utiliza actualmente con prescripción “off label” (sin indicación específica en español), que significa que la efectividad del mismo contra la urticaria todavía no ha sido demostrada en un ensayo clínico a gran escala y la mayoría de los profesionales de la salud no estaban dispuestos a pagar por uno de ellos para estudiar a fondo una condición que solo afecta a una de cada 230 millones de personas en el mundo.

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