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Los habitantes de una favela de Río de Janeiro, Brasil,  desafían cada día a los cocodrilos que viven en las aguas de un canal para conseguir agua potable de una tubería de la Compañía Estatal de Aguas a la que bautizaron "bica dos jacarés", "el grifo de los yacarés".

Se trata de Vila Amizade, ubicada en una zona pantanosa del oeste de la "Ciudad Maravillosa".

"Con la sequía, a menudo falta agua y la gente viene aquí para abastecerse. Para ello deben distraer a los caimanes arrojándoles comida", explicó a la agencia AFP Alessandra dos Santos, de 43 años, residente de la favela Vila Amizade. 

Este barrio de 5.000 habitantes se fue alzando sin ninguna infraestructura de agua en lo que era una zona de bosque y pantanos.

Los yacarés vienen de la laguna y pantanos del parque ecológico "Chico Mendes", ubicado detrás de la favela. "Ya se comieron a un gato y arrancaron la pata de un perro", cuenta Alessandra.

"Cuando llueve tenemos miedo porque a veces el agua se desborda y tenemos que empujar a los yacarés al agua con palos", afirma Luciane de Oliveira, otra vecina del barrio.

"Aquí la gente vive 'en la mierda', en medio de los mosquitos y los caimanes, en condiciones totalmente insalubres e inhumanas", dijo indignado el biólogo Ricardo Freitas Filho, coordinador del "Instituto Jacaré". 

Según él, la laguna de los Tachas, de donde provienen los caimanes, ya no tiene oxigeno y el único pez que resiste es una especie que respira fuera del agua. Por eso, los reptiles salieron en búsqueda de un medio natural más favorable.

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