Explosiones, amenazas y pagos forzados se han vuelto parte del día a día en barrios como Samanes y Socio Vivienda. El crimen organizado extiende su control en escuelas, comercios y transporte urbano. (Foto: EFE/ Carlos Durán Araújo)
Explosiones, amenazas y pagos forzados se han vuelto parte del día a día en barrios como Samanes y Socio Vivienda. El crimen organizado extiende su control en escuelas, comercios y transporte urbano. (Foto: EFE/ Carlos Durán Araújo)

La violencia y el crimen organizado han tomado las calles de Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador. En el norte de la urbe, en barrios como Samanes, el miedo se ha apoderado de los vecinos tras recientes explosiones y panfletos con amenazas de bandas criminales exigiendo pagos. Sofía y su esposo, residentes desde hace una década, confesaron: “Nunca tuvimos miedo de quedarnos en casa hasta ahora”.

Las extorsiones —conocidas localmente como vacunas— se han triplicado en el país, pasando de 6.651 denuncias en 2022 a más de 20.000 en 2024, según cifras oficiales del Gobierno de Ecuador. Aunque el Ejecutivo de Daniel Noboa asegura una disminución en lo que va del 2025, los efectos siguen siendo devastadores en sectores clave como el transporte, la educación y el comercio.

Transporte: pagar para poder trabajar

En zonas como Socio Vivienda, se estima que cada familia paga dos dólares diarios a la banda Los Tiguerones, generando ingresos ilegales de hasta dos millones de dólares anuales solo en ese sector. Según testimonios recogidos por EFE, catorce de las más de cincuenta cooperativas de transporte urbano en Guayaquil están obligadas a pagar a múltiples organizaciones criminales.

Un directivo del gremio narró cómo, tras acceder a un primer pago, las exigencias se multiplican: “Si hoy piden 30.000 dólares y pago, en una semana me piden 20.000 más”. A inicios de mayo, una pasajera fue asesinada en uno de estos buses, y varios choferes han abandonado el país tras amenazas.

Escuelas sin clases presenciales por amenazas

La situación también ha afectado al sector educativo. Gabriela Menéndez, de la Unión Nacional de Educadores (UNE) en Guayas, indicó que estudiantes de al menos cinco colegios en Guayaquil y Durán reciben clases virtuales por seguridad. “A algunos maestros les exigen hasta 500 dólares mensuales”, denunció.

El ausentismo escolar ronda el 20 % y algunos docentes han solicitado traslados o han renunciado por temor a represalias. “Nos sentimos abandonados”, aseguró Menéndez.

Explosivos y extorsiones en comercios

En el centro comercial La Bahía y otras zonas de Guayaquil, negocios han sido blanco de atentados con explosivos. Solo esta semana, cinco locales resultaron destruidos por nuevas detonaciones. El abogado de los comerciantes, Franklin Coloma, señaló que aunque la Policía ha intensificado operativos, “no es suficiente”.

Los comerciantes exigen una militarización urgente y una estrategia coordinada entre el Gobierno y el Municipio. “Sin seguridad, no hay reactivación económica”, advirtió.

Una ciudad bajo asedio

El comandante general de la Policía, Pablo Dávila, advirtió que las extorsiones generan ganancias millonarias para las bandas criminales, lo que convierte a Guayaquil en el epicentro de la actual crisis de violencia. Las autoridades enfrentan el desafío de contener un fenómeno que amenaza la vida diaria de millones de ciudadanos y el tejido económico del país.