Varios elementos sugieren una lucha de poderes como la de Washington y Moscú; sin embargo, la dependencia comercial actual obliga a repensar el panorama. (Foto: AFP)
Varios elementos sugieren una lucha de poderes como la de Washington y Moscú; sin embargo, la dependencia comercial actual obliga a repensar el panorama. (Foto: AFP)

Dos semanas atrás, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, advirtió que el mundo debe “comprender la amenaza que significa el Partido Comunista Chino”. Ese tipo de retórica, más afín a los años de tensión entre EE.UU. y la URSS, hace pensar que el mundo se encamina hacia una nueva Guerra Fría, con Beijing en el lugar de Moscú.

Las relaciones entre asiáticos y norteamericanos definitivamente están en su peor momento desde 1979, año en que establecieron formalmente vínculos diplomáticos. Este 21 de julio, la Casa Blanca ordenó el cierre del consulado chino en Houston bajo acusaciones de espionaje informático. China, en represalia, también clausuró una sede consular estadounidense. Fue el último episodio de una serie de impasses que han acentuado su rivalidad (ver infografía).

El juego de poder entre chinos y norteamericanos abarca varios aspectos que recuerdan a los años de la bipolaridad soviético-estadounidense: un régimen comunista y otro capitalista, una carrera espacial (ahora con Marte como objetivo), capacidad nuclear (aunque EE.UU. posee unas 5000 ojivas más que su rival), enfrentamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU (casos como el de Venezuela e Irán dividen a las dos potencias) y fuerte inversión en armamento. Pero, a pesar de las similitudes, hay una diferencia sustancial entre el actual escenario y el que se vivió después de la Segunda Guerra Mundial: el comercio.

El exdirector de Inteligencia Nacional del presidente Donald Trump, Dan Coats, recordó en un artículo de opinión en The Washington Post que, a diferencia de China, “la Unión Soviética nunca fue el mayor socio comercial (de EE.UU.) ni estaba tan estrechamente interconectada en las cadenas de suministros críticas para la economía” estadounidense y global. En su opinión, “la Guerra Fría se luchó y ganó casi exclusivamente en términos militares y culturales (…). Una nueva Guerra Fría con China sería algo completamente distinto, y es difícil ver cómo se puede pelear efectiva o exitosamente”.

Para el internacionalista Farid Kahhat, el tema comercial también es central. “EE.UU. es la principal fuente de inversión extranjera en China, y el Tesoro chino (Estado) es el principal acreedor de la deuda pública estadounidense. Eso hace que haya más incentivos para cooperación (entre las partes) incluso en un marco de rivalidad política”, señala.

Sociedades. Otro elemento que distinguió a la Guerra Fría fue el sistema de alianzas. La URSS contaba con el régimen de Gadafi en Libia, Al-Assad en Siria, Castro en Cuba o las naciones del Pacto de Varsovia en Europa. “China lo que tiene es socios comerciales. En el plano militar, no tiene aliados, más allá de Corea del Norte o tal vez Camboya”, afirma Kahhat.

Para Beijing, una forma de aumentar su área de influencia es la Iniciativa de la Franja y la Ruta, megaproyecto para crear redes comerciales e infraestructura logística que conecten su territorio con el mundo. Según un informe del Pentágono, este plan “probablemente llevará al establecimiento de bases militares”.

Kahhat señala, sin embargo, que la Franja y la Ruta no está avanzando como China quisiera. Una de las causas es económica. “China ha dejado de financiar algunos de los proyectos, pues parece tener problemas fiscales más serios de los que admite”, dice el analista. Estudios sugieren que Beijing no es transparente con sus cifras macroeconómicas, razón por la que se sobrestima su poderío.

Otro motivo para una exaltación de la figura de China es la proximidad de las elecciones en EE.UU., programadas para noviembre. Trump ha usado los ataques al gigante asiático para fortalecer su imagen (o incluso para librarse de responsabilidad por temas como el mal manejo de la pandemia de COVID-19).

Pero, ¿terminarán las tensiones si gana el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden? “Los demócratas también tuvieron acciones que China tomó como hostiles. Por ejemplo, el proteccionismo comercial escaló con Trump, pero no empezó con él. Obama también tuvo medidas proteccionistas. Dudo que todo vuelva a fojas cero si gana Biden”, considera Kahhat.

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