El Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo y el más emblemático de Israel, recibe como es de costumbre a cientos de visitantes locales y turistas de todas partes del mundo. La tarde parece tranquila, incluso para quienes es evidente el clima de conflicto de los últimos días en la región.

De pronto un sonido interrumpe toda actividad en el lugar. Es la alarma que da aviso de un inminente ataque con cohetes. Toda la gente reunida cerca al recinto comienza a correr en distintas direcciones, tratando de encontrar un lugar donde estar a buen recaudo. Las usuales normas de separación de sexos en el lugar son levantadas y mujeres traspasan el lado de los hombres, que aparenta ser más seguro. Una de ellas cae desmayada en el corto trayecto.

ALERTA

A los pocos segundos se escuchan explosiones en el cielo, y la gente levanta la mirada para ver lo que ha sucedido. Hay quienes tratan de contarlas para saber cuántos proyectiles fueron lanzados. Otros intentan continuar con los servicios religiosos, a manera de reforzar su confianza en la protección divina.

La misma escena se repite en todo Israel, en algunas ciudades más y en otras menos. Dependiendo de la distancia que los separe de la Franja de Gaza, cada ciudadano sabe qué es lo que tiene que hacer en caso de escuchar una sirena de alerta temprana. Para los habitantes de Sderot es de quince segundos, mientras que para el que vive en Tel Aviv y Jerusalén es de minuto y medio. La poca cantidad de tiempo no da margen para ser presa del pánico. Lo importante en este caso es identificar los puntos de refugio más cercanos.

Israel, un país que desde su creación hace 66 años ha hecho todo lo posible por sobrevivir, tiene ahora uno de los mayores retos en cuanto a seguridad y defensa. El problema que lo enfrenta directamente con la agrupación islámica Hamas, responsable de estos ataques, ha creado una población responsable en cuanto a medidas de protección, en especial desde el reinicio de lanzamiento de cohetes a inicios de mes.

EXPLOSIONES

Algunos edificios disponen de habitaciones especiales por departamento, mientras que otros comparten un lugar en común. Si uno mora en una construcción antigua carente de protección, debe bajar por lo menos dos pisos en caso de encontrarse en un piso alto.

"Por primera vez se escuchó una sirena en mi ciudad y se sintieron dos explosiones. Gracias a Dios nos encontrábamos en ese momento en el refugio, estaba vistiendo a mi hijo para llevarlo a la escuela", relata Nava, una joven madre de la localidad de Elad.

"Felizmente la 'Cúpula de Hierro' interceptó a los cohetes en el aire", agrega.

El sistema mencionado, creado por la empresa armamentista Rafael, ha permitido interceptar gran mayoría de los proyectiles disparados contra el país, dándole el encuentro y reduciéndolos en el aire. Si bien en un inicio fue criticado por los altos costos que demandaba (50 mil dólares por misil interceptor), ahora goza de la aceptación de toda la población y se piensa en desarrollar una versión láser.

Según recomendaciones del organismo de Defensa Civil israelí, conocido como "Pikud Haoref", tras escuchar los impactos en el aire se deben esperar al menos diez minutos, para así evitar algún daño en caso algún pedazo de proyectil caiga en alguna zona poblada.

Las medidas se extienden a si uno se encuentra a bordo de un vehículo. En este caso, si la alarma los sorprende en la carretera, uno debe bajarse de manera inmediata, poniéndose en cuclillas o echado boca abajo, protegiéndose la cabeza con los brazos.

La necesidad llevó también a los israelíes a recurrir a aplicaciones que los mantienen informados de la última alerta en su localidad e incluso avisan por celular a sus seres queridos que se encuentran bien.

"Se escuchó una nueva explosión. Mi hijo está durmiendo en el cuarto de seguridad. Estoy en pijamas y creo que empezaré a dormir vestida", informa Nava al cierre de esta nota.