El comunicado no precisó si el papa podrá dar el domingo la tradicional oración semanal del Ángelus, a la que tuvo que renunciar el pasado domingo.  (Foto de Alberto PIZZOLI / AFP)
El comunicado no precisó si el papa podrá dar el domingo la tradicional oración semanal del Ángelus, a la que tuvo que renunciar el pasado domingo. (Foto de Alberto PIZZOLI / AFP)

El papa Francisco, hospitalizado desde el viernes por una infección respiratoria, pasó una “noche tranquila” pero canceló sus compromisos previstos para el fin de semana, anunció el martes el Vaticano dando a entender que es poco probable que reciba pronto el alta.

“Debido al estado de salud del Santo Padre, la audiencia jubilar del sábado 22 de febrero queda cancelada” y Francisco no podrá presidir la misa del domingo, anunció la Santa Sede en el quinto día de hospitalización del pontífice de 88 años.

El comunicado no precisó si el papa podrá dar el domingo la tradicional oración semanal del Ángelus, a la que tuvo que renunciar el pasado domingo. En otras ocasiones, ya ha pronunciado esta oración desde el balcón del hospital.

Francisco, jefe de la Iglesia católica desde 2013, fue ingresado el día 14 en el hospital Gemelli de Roma, tras varios días con dificultades para hablar en público debido a una infección que causó inquietud.

El Vaticano anunció el lunes que padecía una “infección polimicrobiana de las vías respiratorias” y mostraba un “cuadro clínico complejo”, dando a entender que permanecería hospitalizado hasta por lo menos el miércoles, día de su audiencia general que fue cancelada.

El martes al mediodía, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, declaró a los periodistas que el estado del pontífice argentino es estable.

Tras pasar “una noche tranquila”, Francisco “se despertó, desayunó y leyó algunos periódicos como hace habitualmente”, explicó, precisando que se publicará un parte médico a primera hora de la tarde.

La hospitalización de Francisco, la cuarta en menos de cuatro años, ha relanzado el debate sobre su salud, especialmente porque su ingreso llega al inicio del año jubilar de la Iglesia católica, lo que implica una larga lista de eventos, muchos de ellos presididos por el papa.

“El papa Francisco está conmovido por los numerosos mensajes de afecto y cercanía que sigue recibiendo”, aseguró el Vaticano el lunes.

Cargada agenda

La salud del pontífice copaba el martes todas las portadas de los grandes diarios italianos. “La hospitalización del papa Francisco se prolonga”, titulaba Il Corriere della Sera. La Repubblica destacó su “cuadro clínico complejo”.

Varios de los peregrinos y turistas congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano afirmaron que estaban rezando por la pronta recuperación del pontífice.

“Espero que se recupere pronto. Confío en el tratamiento médico del hospital y espero que lo hagan lo mejor posible”, declaró a AFP Birgit Jungreuthmayer, una turista austriaca de 48 años.

Pese a los reiterados problemas de salud de los últimos años, entre ellos de cadera, dolores en la rodilla que le obligan a ir en silla de ruedas, operaciones o infecciones respiratorias, el argentino Jorge Bergoglio ha mantenido una cargada agenda y declaró que no tenía intención de bajar el ritmo.

En septiembre de 2024 realizó una gira de doce días por cuatro países de Asia y Oceanía, el mayor viaje de su papado en duración y distancia.

Antes de su hospitalización el viernes, el jefe del Iglesia católica, a quien se le extirpó una parte de un pulmón cuando era joven, apareció debilitado, con el rostro hinchado, la voz entrecortada y había delegado en varias ocasiones en sus asistentes la lectura de sus discursos.

El domingo siguió la misa por televisión desde el hospital y envió un mensaje escrito durante el Ángelus.

“Hubiera querido estar presente entre ustedes, pero, como saben, me encuentro aquí en el Policlínico Gemelli porque aún necesito algunos cuidados para mi bronquitis”, escribió Francisco.

Desde su elección, el jesuita ha dejado siempre abierta la opción de dimitir en el caso de que su salud le impidiera seguir desempeñando sus funciones.

Su antecesor, Benedicto XVI, sorprendió al mundo en 2013 convirtiéndose en el primer papa desde la Edad Media en renunciar, alegando problemas de salud.

Pero en un libro publicado en 2024, Francisco aseguraba no tener “ninguna razón lo suficientemente seria como para pensar en dimitir”. La dimisión es una “hipótesis lejana” que solo se justificaría en caso de “impedimento físico grave”, indicó.

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