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La fuerte tormenta que afectó este jueves a gran parte del oeste de Estados Unidos adquirió especial intensidad en el norte de California, donde se saldó con más de 200.000 hogares sin suministro eléctrico, centenares de árboles caídos y graves inundaciones en ciudades como San Francisco.

Varios medios estadounidenses como la cadena CBS calificaron esta tormenta como la peor que ha caído sobre California en cinco años, y, paradójicamente, lo hizo en medio de la sequía crónica que arrastra el estado durante los últimos tres años y que ha obligado a racionar el agua durante muchos meses.

La zona de la Bahía de San Francisco, una de las más afectadas por el temporal, mantiene desde la madrugada del jueves a casi 100.000 abonados sin suministro eléctrico, y un total de 236 vuelos previstos desde el aeropuerto de San Francisco han sido cancelados, según el portal Flightaware.com.

Además, la ciudad suspendió la circulación de sus icónicos tranvías y de los ferrys que la comunican con otras poblaciones de la bahía y con el islote de Alcatraz, una de sus principales atracciones turísticas.

La movilidad en el centro de San Francisco todavía se dificultó más porque los cortes de suministro afectaron también a varios semáforos.

Por su parte, los bomberos informaron de más de un centenar de actuaciones, la mayoría de ellas a causa de árboles caídos que cortaron vías, destrozaron coches y tejados e incluso en un caso mantuvieron atrapado a un niño hasta que los agentes lograron rescatarlo en Santa Cruz.

Ante la previsión de la tormenta que se avecinaba, la mayoría de colegios de San Francisco, Oakland y Berkeley cancelaron las clases para hoy, y también fueron varias las empresas que dieron el día libre a sus empleados para evitar males mayores en el distrito financiero de San Francisco, al que cada día acuden al trabajo decenas de miles de personas.

Fuera de la ciudad, otras zonas como los condados vinícolas de Napa y Sonoma también se vieron fuertemente afectados por el temporal, y partes de la cordillera de Sierra Nevada, en el interior de California, permanecen bajo amenaza de sufrir una tormenta de invierno con fuertes rachas de viento y acumulación de nieve.

En las cercanías del Lago Tahoe, en Sierra Nevada, el Servicio Nacional de Meteorología registró rachas de viento de hasta 236 kilómetros por hora (147 millas por hora), lo que se consideran vientos huracanados.

La localidad de Healdsburg, en el condado de Sonoma, se inundó hasta el punto de que varios vecinos aprovecharon la ocasión para practicar piragüismo por sus calles, ofreciendo una imagen insólita de decenas de piraguas frente a un supermercado que circuló durante todo el día por las redes sociales.

Fuera de California, el temporal también fue especialmente intenso en el estado vecino de Oregón, al norte, en el que los fuertes vientos obligaron a cortar varias carreteras y tumbaron árboles y postes eléctricos, e incluso alcanzó, aunque con menor virulencia, al estado de Washington, en la esquina noroeste de EE.UU.