Gobiernos imponen algunas restricciones, como uso de mascarillas o distanciamiento social en el contexto de la escuela. (Foto: EFE/Alberto Valdés)
Gobiernos imponen algunas restricciones, como uso de mascarillas o distanciamiento social en el contexto de la escuela. (Foto: EFE/Alberto Valdés)

En muchos países alrededor del mundo, especialmente en el hemisferio norte, setiembre es sinónimo de inicio del año escolar. En varios de estos territorios, las clases se dan o se darán de forma presencial, a pesar de la amenaza que aún supone la COVID-19, y sobre todo la variante delta del coronavirus. ¿Cómo están lidiando los Gobiernos con ello?

En Inglaterra, por ejemplo, la reapertura de las escuelas es un hecho. Con la mentalidad de volver a la normalidad, incluso se ha dejado de recomendar el uso de mascarilla para los alumnos o personal educativo, salvo en aglomeraciones o en los buses escolares. Sin embargo, un grupo de científicos internacionales, así como miembros de la comunidad educativa del Reino Unido, publicaron esta semana en la revista British Medical Journal una carta abierta en la que exigen medidas para evitar una “infección masiva entre los niños” al reabrir los colegios en Inglaterra.

Para minimizar los contagios, urgen al Ejecutivo a ofrecer vacunas contra el coronavirus a los menores de entre 12 y 15 años, una medida que el Gobierno todavía está estudiando.

También exigen que vuelva a imponerse la obligatoriedad de utilizar mascarilla para los estudiantes de secundaria y los profesores en las clases y áreas comunes, así como una mayor inversión en sistemas de ventilación.

En Rusia, tampoco se exige mascarillas a alumnos o maestros, pero esta distensión no es el patrón común. Francia, que está viendo un aumento de casos de COVID-19, ha decretado que todos los estudiantes de más de 11 años y maestros usen mascarillas e intenten mantener el distanciamiento social. En España, donde los niños viven sus últimos días de vacaciones, también se exigirá mascarilla en el retorno a las aulas, pero en este caso para todos los mayores de cinco años.

En América, varios países ya han reabierto totalmente las clases presenciales, como Canadá, Uruguay o Colombia. También México se sumó al regreso a clases presenciales. De hecho, lo hizo el 30 de agosto, día en que alrededor de 30 millones de alumnos de educación básica comenzaron un nuevo ciclo escolar tras 17 meses de no asistir a clases presenciales. Pero, en el país azteca, según un reporte de la revista Forbes, que cita a Marilú Acosta -experta en pandemias y exasesora de la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, “los salones de clases y escuelas en su generalidad no están equipadas para tener la higiene de manos y tampoco para estar ventiladas”.

A favor

Pese a los riesgos que conllevaría la vuelta a clases presenciales, diversas entidades se han manifestado sobre los peligros mayores que supondría no reabrir las escuelas. Los directores de Unicef y Unesco, en una declaración conjunta a fines de julio, señalan que “es posible que nunca se recuperen las pérdidas en las que incurrirán los niños y los jóvenes por no asistir a la escuela”. Entre los principales argumentos para sostener esa tesis, estuvo el impacto emocional y mental que puede derivarse de la falta de socialización con otros menores.

“No se puede esperar a que los casos bajen a cero. […] Reabrir las escuelas no puede esperar hasta que todos los maestros y estudiantes estén vacunados. […] Todas las escuelas deberían proveer educación presencial tan pronto como sea posible, sin barreras de acceso e incluyendo ninguna obligación previa de vacunación para entrar a la escuela”, reza la declaración.

El Banco Mundial (BM), por su parte, expone en un informe que “experiencias de países donde las escuelas han reabierto sugieren que, con estrategias de mitigación adecuadas, los colegios pueden suponer un riesgo bajo para la transmisión [de la COVID-19]”. Se señala que, sobre todo en escuelas de primaria o educación inicial, la transmisión ha sido muy poca, y el personal escolar está más propenso a contagiarse de sus pares que de los estudiantes.

“Mantener las escuelas cerradas elimina el riesgo de transmisión en la escuela, pero también pone en peligro el aprendizaje de los niños, su salud psicosocial y su desarrollo en general”, indica el documento del BM.

TAGS RELACIONADOS