Algunos defensores de los derechos de prensa expresaron su desacuerdo con el abordaje que la administración Trump a este conflicto, argumentando que da a Beijing un pretexto para expulsar periodistas que han realizado una cobertura sobre la pandemia. (Foto: AFP / Fabrice Coffrini).
Algunos defensores de los derechos de prensa expresaron su desacuerdo con el abordaje que la administración Trump a este conflicto, argumentando que da a Beijing un pretexto para expulsar periodistas que han realizado una cobertura sobre la pandemia. (Foto: AFP / Fabrice Coffrini).

Washington. [AFP]. Estados Unidos endureció las reglas sobre otras cuatro empresas estatales chinas de medios, a las que denunció como distribuidoras de propaganda, renovando un conflicto con Beijing.

El Departamento de Estado dijo que China Central Television, China News Service, los periódicos People's Daily y el Global Times serían considerados como misiones extranjeras en vez de medios de comunicación en Estados Unidos, empresas que se suman a otras cinco, también de origen chino, que fueron reclasificadas en febrero.

“Estas cuatro entidades no son canales informativos; son canales de propaganda”, dijo a periodistas David Stilwell, el diplomático estadounidense de mayor rango para el este de Asia.

Las nueve compañías están “efectivamente controladas por el gobierno de la República Popular China”, dijo Morgan Ortagus, portavoz del Departamento de Estado.

Con el cambio de estatuto, estas organizaciones deberán informar los detalles de su nómina de empleados en Estados Unidos y también sobre sus transacciones de bienes raíces a ese Departamento del gobierno estadounidense.

Su producción de noticias no será restringida, dijeron los funcionarios.

Stilwell declinó decir si se exigirá a estas cuatro organizaciones reducir su plantilla en Estados Unidos, medida que se aplicó a las cinco anteriores.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, quien se reunió la semana pasada a puerta cerrada con el alto funcionario chino Yang Jiechi en Hawái, dijo después de ese encuentro que consideraba a Beijing como un “actor deshonesto”.

Pompeo dijo que había sido “muy franco” al expresar sus preocupaciones a Yang sobre la respuesta del gobierno chino a la pandemia del nuevo coronavirus y a la ley de seguridad propuesta para Hong Kong.

A la orden emitida contra esas empresas de reducir a prácticamente la mitad el número de empleados de origen chino en suelo estadounidense, Beijing respondió con la expulsión de ciudadanos estadounidenses que trabajaban en China para los periódicos The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post.

Beijing calificó la medida como una reacción contra la “opresión” a sus periodistas.

La lista de medios reclasificados en febrero incluye a la agencia de noticias Xinhua, China Global Television Network, China Radio International y las distribuidoras estadounidenses de los periódicos People's Daily y el China Daily, este último escrito en inglés.

Algunos defensores de los derechos de prensa expresaron su desacuerdo con el abordaje que la administración Trump a este conflicto, argumentando que da a Beijing un pretexto para expulsar periodistas que han realizado una cobertura sin cortapisas sobre la pandemia del coronavirus o el encarcelamiento masivo de uigures en China.

El propio Trump denosta con frecuencia a la prensa de su país, al describir cualquier cobertura desfavorable a su gobierno como “noticias falsas”.

Sin embargo, funcionarios del Departamento de Estado notaron que los medios estadounidenses pueden dar información críticas con el gobierno, pero los medios estatales chinos trabajan bajo supervisión gubernamental.