El exmandatario Evo Morales anunció este jueves su candidatura presidencial para las elecciones generales del 17 agosto en Bolivia, en un abierto desafío a la justicia que impide su postulación y que también lo investiga por el presunto caso de trata de una menor.
En una conferencia de prensa, el dirigente indígena de 65 años aseguró que disputará los comicios al margen del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido gobernante que lideró por décadas y que hoy se encuentra dividido entre Morales y el presidente Luis Arce.
“Ya tenemos el partido para participar en las elecciones de este año (...) Ahora con Frente para la Victoria nuevamente vamos a ganar las elecciones nacionales”, señaló Morales desde la región cocalera del Chapare, su fortín político en el departamento de Cochabamba.
El Frente para la Victoria, una pequeña agrupación de izquierda sin representación en el parlamento boliviano, firmó un acuerdo con Morales para que sea su único candidato a la presidencia.
“Su acompañante a la vicepresidencia” aún será “consensuado”, dice el documento que fue leído por un vocero de la alianza durante el encuentro con la prensa transmitido por la Radio Kawsachun Coca.
Morales asumió el poder en 2006 y sacó adelante una nueva Constitución que le permitió gobernar hasta 2019, tras dos reelecciones.
“Hemos hecho este compromiso para ir adelante con nuestro país que se está yendo en bancarrota”, dijo Eliseo Rodríguez, líder del Frente para la Victoria.
Impedido e investigado
A finales de 2024 la justicia constitucional ratificó un fallo que impide a Morales postularse, aduciendo que ningún boliviano puede ejercer más de dos mandatos presidenciales, “sean estos continuos o discontinuos sin posibilidad de ampliarse” a una tercera gestión.
Hasta entonces, Morales y Arce se habían disputado la candidatura presidencial oficialista con miras a las elecciones del próximo 17 de agosto.
Un sector del MAS apoya la reelección del presidente, quien aún no ha dicho públicamente si se presentará a los comicios.
El líder cocalero, sin embargo, sufrió otro revés cuando la misma justicia constitucional, cinco días después, le quitó el control sobre el MAS al reconocer a una nueva cúpula, con miembros afines a Arce, y descartó los mandatos de los dirigentes “evistas”.
Sobre Morales también pesa una orden de aprehensión por no presentarse a una audiencia judicial que se le sigue por el caso de presunto abuso a una menor con quien habría tenido una hija cuando era mandatario.
La Fiscalía imputa a Morales el delito de trata. Desde entonces, el ex jefe de estado se ha mantenido a resguardo de sus partidarios en el Trópico de Cochabamba.
Morales dice ser víctima de una “persecución judicial” orquestada por el gobierno de Luis Arce para “proscribirlo” de la carrera electoral.