Héctor Abad: "El realismo mágico tiene malos imitadores"
Héctor Abad: "El realismo mágico tiene malos imitadores"

El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince tributó ayer un homenaje a su compatriota Gabriel García Márquez, recientemente fallecido, en el que se quejó de los "malos imitadores" del realismo mágico que inventó el genio de Aracataca.

Abad, que dictó una conferencia en El Cairo con motivo de la presentación de la traducción al árabe de su libro El olvido que seremos, consideró un milagro la obra de García Márquez, "un borrachito que dormía en burdeles por el que con 20 años nadie habría apostado nada".

"El realismo mágico tiene muy malos imitadores. Por eso hay mucha gente que ha terminado harta del género", opinó el escritor.

FUE UNA SOMBRA. El también periodista reconoció la "sombra" que la figura de Gabo proyectó durante muchos años sobre el resto de autores colombianos.

Afortunadamente, agregó, los nuevos escritores de ese país han conseguido emanciparse, tras pasar por una fase de querer "matar al padre", y leen ahora al creador de Cien años de soledad como a un clásico, sin la necesidad de imitarlo o destruirlo.

Como en el arte no existe el progreso y los genios solo aparecen una vez cada siglo, carece de sentido imitar o recrear el pasado, y recordó: "A mí mis padres nunca me llevaron a conocer el hielo, sino a ver a un muerto".

Para Abad, García Márquez es el rey Midas de las palabras, ya que "transforma el polvo y la mugre en oro, convierte un pueblo de mierda como Aracataca, donde no hay nada, en Macondo".

YA HABÍA MUERTO. El día antes de que falleciese García Márquez, en abril pasado, Abad pidió a sus alumnos de la Freie Universität de Berlín que leyeran Crónica de una muerte anunciada.

"Pero él ya había muerto; los escritores mueren varias veces. Su primera muerte fue en el 2006, cuando reunió a sus amigos en una gran cena para decirles que dejaba de escribir. Y después murió su alma, al perder su memoria, aunque su alma más profunda, la poética, nunca se fue del todo", aseguró.

El olvido que seremos es la primera obra de Abad Faciolince que aparece en árabe, gracias al empeño del traductor egipcio Mark Gamal, el soporte económico del gobierno colombiano y la publicación de la editorial Al Arabi.