Horror los albinos de Tanzania están siendo violentamente mutilados
Horror los albinos de Tanzania están siendo violentamente mutilados

Una niña desaparecida, un bebé asesinado y despedazado, un niño mutilado. Todos albinos víctimas de la brujería y las falsas creencias enraizadas en la sociedad de Tanzania que convierte en un estigma esta enfermedad de la piel.

En este país del África oriental, donde la brujería es una práctica corriente, se cree que los órganos de los albinos tienen virtudes mágicas, y se utilizan para fabricar amuletos que, según las creencias, dan buena suerte en los negocios y en la política, generando un siniestro y jugoso comercio.

El albinismo es una enfermedad genética caracterizada por la ausencia de melanina, que despigmenta la piel y crea problemas oculares.

"Algunos candidatos creen en la brujería y piensan (que los órganos de los albinos) les van a ayudar a ganar las elecciones", explica Vicky Ntetema, directora de Under The Same Sun, una ONG canadiense que defiende los derechos de los albinos en Tanzania.

"El alto precio de un cuerpo de albino muestra que las élites políticas y económicas están implicadas en los homicidios de albinos", dice, antes de recordar que se llega a pagar por un cuerpo de un albino hasta 75.000 dólares.

Desde 2006, han muerto 76 albinos, según las asociaciones defensoras que constatan que los homicidios aumentan cuando hay elecciones a la vista tanto en Tanzania como en los países vecinos.

La policía de Malawi advirtió el lunes que disparará contra cualquier persona que trate de secuestrar a los albinos. Seis albinos han muerto en el país desde diciembre, según la Asociación de Personas Afectadas por el Albinismo.

Simon Sengerema, de 28 años, huyó de su pueblo en la región de Tabora, en el norte de Tanzania, en agosto al sentirse amenazado.

"En el pueblo, oía a menudo a la gente decirme +Zeruzeru+ (albino en swahili). Un día, unos hombres que no conocía me llamaron por mi nombre y me dijeron que iban a hacer negocios conmigo. Me dio mucho miedo", cuenta.

Sin trabajo, sobrevive en Dar es Salaam, gracias a una ayuda que le da la Asociación de Albinismo de Tanzania (TAS).

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