El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que el ejército de su país mató a Mohamed Sinwar, líder militar del grupo islamista Hamás en la Franja de Gaza. Según detalló en una sesión parlamentaria, Sinwar fue eliminado en el marco de una operación militar el pasado 13 de mayo en Jan Yunis, al sur del enclave palestino.
Mohamed Sinwar era considerado el jefe de las Brigadas al Qasam, brazo armado de Hamás, y hermano de Yahya Sinwar, señalado como el principal autor del ataque del 7 de octubre de 2023 en Israel, que dejó más de 1.200 muertos y desató la actual guerra. Yahya también fue asesinado por Israel en octubre de 2024.

Mientras tanto, Gaza sigue inmersa en una crisis humanitaria sin precedentes tras 600 días de guerra. La ONU y varias organizaciones humanitarias han cuestionado la gestión de la ayuda implementada por Israel, especialmente tras un incidente ocurrido esta semana durante una caótica entrega de víveres en Rafah que dejó 47 personas heridas, en su mayoría por disparos, según denunció el jefe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Ajith Sunghay.
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), con respaldo de EE.UU., está en el centro del debate por su rol en la distribución de ayuda. Sin embargo, agencias como UNRWA y ONG internacionales se han negado a colaborar con la fundación. “Es una distracción que desperdicia recursos”, criticó el director de UNRWA, Philippe Lazzarini, desde Japón.
En medio de este contexto, las familias de los rehenes israelíes secuestrados el 7 de octubre han alzado su voz. Manifestaciones tomaron las calles de Tel Aviv para marcar los “600 días” desde el inicio del conflicto. De los 251 rehenes capturados por Hamás, 57 siguen en Gaza, aunque se estima que 34 de ellos habrían muerto.
Las cifras de la guerra reflejan su costo devastador: más de 54 mil personas fallecidas en Gaza, la mayoría civiles, según el Ministerio de Salud local, y más de 1.200 muertos en Israel. La cifra de desplazamientos internos en Gaza también continúa creciendo, mientras los bombardeos y la escasez de recursos dificultan toda esperanza de un alto el fuego.
“Han pasado 600 días y nada ha cambiado. La muerte continúa”, lamentó Basam Dalul, un palestino desplazado 20 veces desde que empezó la guerra.
Israel afirma que continuará su ofensiva hasta desmantelar completamente a Hamás, liberar a los rehenes y recuperar el control total del territorio.