En su primera homilía como líder de la Iglesia católica, el papa León XIV afirmó que el pontífice no debe ser un jefe por encima de los demás, sino un servidor de la fe que camina junto al pueblo de Dios. El mensaje fue pronunciado este domingo durante la misa de inicio de su pontificado en la Plaza de San Pedro, ante decenas de miles de fieles y representantes de alrededor de 150 delegaciones internacionales.
“Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que se impone. Se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos”, sostuvo León XIV, en un mensaje centrado en la unidad, el amor y la humildad como pilares de su ministerio.
Un pontificado basado en la concordia
El papa, de nacionalidad estadounidense, recordó emocionado a su predecesor, Francisco, cuyo fallecimiento dejó, dijo, “un gran dolor”, lo que fue respondido con un aplauso espontáneo de los fieles congregados en la plaza.
También relató cómo los cardenales, provenientes de diversos contextos, eligieron a alguien “capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, mirar más allá, para afrontar los desafíos de hoy”.
“Fui elegido sin mérito. Con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”, declaró León XIV, reafirmando su deseo de una Iglesia unida y guiada por el amor de Dios.
Unidad sin sometimiento
El pontífice recalcó que la misión de la Iglesia no es capturar ni imponer, sino amar como lo hizo Jesús. Rechazó cualquier uso del poder o la propaganda religiosa para ganar fieles, citando a san Agustín para enfatizar que la Iglesia está compuesta por todos aquellos que viven en concordia y amor fraterno.
“Uno de mis primeros grandes deseos es una Iglesia verdaderamente unida. Amor y unidad serán las dos dimensiones de esta misión que Jesús confió a Pedro”, concluyó.
Con este mensaje, León XIV deja clara su intención de liderar una Iglesia basada en la cercanía, el servicio y la inclusión, marcando un rumbo pastoral profundamente humano y espiritual para su pontificado.