Los muxes: El tercer género que existe en el sur de México (VIDEO)

En , una etnia ha reconocido la homosexualidad hace siglos e incluso 'los muxes' cumplen un rol clave. Y es que en Istmo de Tehuantepec es difícil imaginar la vida sin ''.

En la etnia indígena zapoteca del sur de México, los muxes tradicionalmente han sido reconocidos como el "tercer género" y aceptados como los "iniciadores sexuales" de los hombres. Sin embargo, inspirados en el avance de la lucha de la comunidad LGBT en otras latitudes, ahora han comenzado a usar los vestidos típicos a diario y de gala para lucirlos en las fiestas religiosas. Algunos muxes incluso se han convertido en transexuales y han logrado cambiar su nombre en sus documentos oficiales.

"Ya somos más libres, más vistosas", pero "todavía hay discriminación", comenta Estrella, de 35 años y directora de la oficina de Diversidad Sexual del municipio de Juchitán.

Aunque a Érika, de 38 años, le dicen ‘Pequeña’, es generosa de cuerpo, caderas anchas y nalgas de matrona. No tiene senos, apenas unos pectorales fuertes que nunca ha pensado en aumentar de tamaño. Está vestida con una tehuana, un traje típico de la región con camisa y falda hasta los pies, bordado a mano por ella misma.

En su casa de San Blas Atempa, en el estado de Oaxaca, se prepara para asistir a una fiesta tradicional organizada por una pareja de recién casados.

Al ser consultada "¿Qué significa que Dios te ama a pesar de lo que eres? Es como si fuera algo malo"

"No, no es un defecto, es… es algo que nos hace diferentes… un tercer sexo. De verdad Dios nos ama, pero la sociedad, digamos, es más difícil que Dios", señala Lukas Avendaño, quien por la mañana viste pantalones y luego ya algunas tardes lleva falda negra tradicional con coloridas flores bordadas.

Aquí, en la región de Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, en el sur de México, hay tres géneros: hombres, mujeres y muxes. Esta tercera clasificación ha sido reconocida y celebrada desde la época prehispánica, y es difícil imaginar la vida sin muxes aquí.

"Es difícil describir quién es un muxe. Básicamente, podemos decir que un muxe es cualquier persona que nació hombre pero que no actúa de manera masculina", dice Avendaño.

Cortesía Naomy Méndez.

"Lo que sabemos, 'bajo el punto de vista occidental', es que 'travesti de hombre a mujer', 'transexual de hombre a mujer', 'gay afeminado' o 'gay masculino' parece estar incluido en la categoría de 'muxe' siempre que haya un fuerte componente de identidad étnica", escribe el antropólogo Pablo Céspedes Vargas en su artículo "Muxes en el trabajo: entre la pertenencia de la comunidad y la heteronormatividad".

Leyendas 

Algunos dicen que se cayeron del bolsillo de Vicente Ferrer, el santo patrón de Juchitán, al pasar por la ciudad, lo que, según los lugareños, significa que nacieron con una estrella de la suerte.

Una segunda versión de la leyenda del santo dice que Vicente Ferrer llevaba tres bolsas: una con semillas femeninas, una con semillas masculinas y otra donde las dos estaban mezcladas. De acuerdo con esta historia, la tercera bolsa se filtró en Juchitán, y esa es la razón por la que hay tantos muxes en el lugar.

Su rol en la comunidad

Pero Fernando Noé Díaz, afirma, un maestro de escuela primaria que tiene muchos amigos muxe, no está de acuerdo con esto. "No es cierto que haya más aquí. Simplemente son más respetados, para que puedan ser más visibles", afirma.

"Supongo que los muxes son muy respetados porque son más un género social que sexual. Tienen un papel importante en la comunidad", subraya.

Algunos pobladores aseguran que tener un hijo muxe es una bendición porque cuidará a sus padres cuando envejezcan. "Cuando el hombre está en el mar o en el campo y la mujer está en el mercado, no hay nadie para cuidar de la casa y la familia. Ahí es donde entra el muxe", explicó Noé Díaz.

"Algunos incluso dicen que es una bendición para una madre tener un hijo muxe que la ayudará en la casa y cuidará a los hermanos pequeños. Además, a los muxes no se les permite socialmente tener relaciones a largo plazo o casarse para que puedan quedarse con sus madres cuando envejezcan".

"Los muxes siempre han tenido un papel importante en la Iglesia católica local. Su trabajo era preparar las decoraciones de la iglesia. En Tehuantepec, la ciudad de donde provengo, los muxes tienen su propia hermandad dentro de la Iglesia", dice Avendaño al explicar cómo la Iglesia católica acomodó sabiamente la tradición de los tres géneros que está profundamente arraigada en la cultura local.

Los mayates son hombres que tienen relaciones sexuales con muxes, pero no son muxes y no son considerados homosexuales.

"Una diferencia importante con la visión cultural sobre el sexo de Occidente es que para los zapotecas, solo las relaciones sexuales entre un macho muxe y un heterosexual tienen significado. Las relaciones entre muxes o entre un hombre muxe y un hombre gay no tienen sentido, de hecho son inconcebibles. Ningún muxe dormiría con un hombre que se considera gay", escribe Marinella Miano Borruso en un artículo titulado "Entre lo local y lo global: los muxe en el siglo XXI".

"La sociedad zapoteca en su conjunto no concibe a un hombre que tiene relaciones con un muxe como un homosexual, su estatus de hetero no se cuestiona", refiere.

"Tradicionalmente, ser muxe no dependía de la orientación sexual. Es un género cultural, una función social y una identidad, pero no una característica del deseo sexual de alguien", explica en su libro "Hombre, mujer y muxe en el Istmo de Tehuantepec".

Aún así, los mexicanos siguen teniendo sentimientos encontrados hacia los homosexuales en general. Por un lado, Ciudad de México fue la primera capital latinoamericana en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Sin embargo, el país también sufre una de las tasas más altas de delitos contra la comunidad LGBT en el mundo, con 202 personas asesinadas por homofobia entre enero de 2014 y diciembre de 2016, lo que equivale a uno cada tres o cuatro días.

"Yo optaba por ser Chitara"

Cuando Lukas Avendaño era pequeño jugaba con sus amigos a los Thundercats, la serie animada sobre un grupo de superhéroes con rasgos felinos. "Cuando teníamos que elegir un personaje, yo optaba por ser Chitara", cuenta a Verne vía telefónica. 

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"Chitara es un personaje femenino, pero en ningún momento pensé que por esa elección yo era muxe (mu-she) o que el resto de los niños lo viera de esa forma. Simplemente era algo natural que no se cuestionaba", refiere Avendaño, un antropólogo y artista de Tehuantepec (Oaxaca), es parte de un grupo que forma parte importante de la población del Istmo de Tehuantepec, en el sureste mexicano.

Los textos académicos y los artículos periodísticos definen a esta comunidad como “hombres que presentan características femeninas”, “travestis”, “mujeres transgénero o transexuales” o como un “tercer género”.

Para Avendaño, es difícil encontrar una sola definición de muxe. “Aún tengo dudas sobre si se debe llamar un tercer género porque si un hombre adopta características femeninas no deja ser hombre, solo escapan de la heteronormatividad”, comenta. “Por otro lado, si una muxe aspira a ser mujer o se identifica como mujer, entonces no es un género distinto. En la muxeidad hay muchas capas y no todos se identifican o son identificados de la misma forma”.

AFP/El Tiempo