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La bendición del  fue un privilegio que pocos bolivianos gozaron estos tres últimos días. Entre los afortunados, dos niños aprovecharon su cercanía para acercarse y tocarlo con la emoción y esperanza.

Ayer, Jorge, de 11 años, corrió hacia el Santo Padre a la salida de la cárcel Palmasola. Por la ventana, el papa le cogió las manos y lo llenó de bendiciones en medio de la extrema seguridad que lo resguarda durante sus recorridos.

La madre del pequeño, Emilene Otiniano, con lágrimas en los ojos relató que esperaron la llegada del Santo Padre desde las 6:00 de la mañana.

FELIZ. Quien también logró tal proeza fue Wilfredo Bernabé Mendoza, de 13 años, quien burló a la Policía la noche del jueves para enrumbarse a los brazos del Papa Francisco a su salida de la Expocruz.

Wilfredo nació con síndrome de down y, según cuenta su madre Nancy Mendoza Málaga (57), “se moría por conocer al Papa en persona”, por lo que no dudó en viajar más de 19 horas desde la ciudad de El Alto para intentar acercarse a él.

“Mi hijo se afiebró y ya estábamos a punto de irnos. Pero nos quedamos y pasó por el costado del policía para cumplir con su sueño. Siempre que lo veíamos (al Papa) por televisión decía que quería verlo. Ahora estamos bendecidos”, contó emocionada.

Ambos pertenecen a un Movimiento Obrero Cristiano y participaron en el II encuentro de movimientos que se realizó en la explanada de la Expocruz, donde el Santo Padre pidió perdón a nombre de la Iglesia por los crímenes cometidos durante la conquista de América.