La “intervención federal” decretada por el presidente izquierdista consiste en la toma de control del comando de fuerzas de seguridad habitualmente dirigidas por autoridades locales.
La “intervención federal” decretada por el presidente izquierdista consiste en la toma de control del comando de fuerzas de seguridad habitualmente dirigidas por autoridades locales.

El , decretó este domingo 8 de enero una “intervención federal” en Brasilia para retomar el control de la capital, luego de que seguidores del exmandatario Jair Bolsonaro invadieran las tres sedes del poder.

Una marea humana de manifestantes vestidos de amarillo y verde, que protestan contra el regreso al poder de Lula, ocupó las sedes del Poder Ejecutivo, el Legislativo y Judicial en la capital brasileña (centro), según observó la AFP, dejando imágenes impactantes que evocaron las del asalto al  Capitolio -sede del Congreso estadounidense- en Washington el 6 de enero de 2021.

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La “intervención federal” decretada por el presidente izquierdista consiste en la toma de control del comando de fuerzas de seguridad habitualmente dirigidas por autoridades locales.

El decreto colocó a las fuerzas de seguridad bajo la autoridad de un responsable nombrado por Lula y que se reporta a él directamente, Ricardo Garcia Capelli. Podrá recurrir a “cualquier órgano, civil o militar” para garantizar el orden.

“Esta gente será castigada y vamos a descubrir incluso quiénes financian a estos vándalos que fueron a Brasilia, y todos pagarán con la fuerza de la ley por este gesto antidemocrático de irresponsabilidad”, declaró el presidente de 77 años desde la ciudad de Araraquara, ciudad del sureste devastada por inundaciones a finales de año.

“Estos vándalos, estos fascistas fanáticos, han hecho lo que nunca se había hecho en la historia de este país”, agregó Lula, quien derrotó a Bolsonaro por corto margen en segunda vuelta el 30 de octubre y fue investido hace una semana como nuevo presidente de Brasil por tercera vez -antes había gobernado entre 2003 y 2010-.

Imágenes de medios y otras difundidas en redes sociales mostraron a los manifestantes invadiendo el Congreso, pero también llegando hasta el Palacio presidencial de Planalto y el Tribunal Supremo Federal -STF, máxima corte- de Brasil, ubicados en la misma área donde se concentran los tres poderes del Estado, la denominada Explanada de los Ministerios.

- Agresiones -

En lo que se estaba desarrollando rápidamente como un episodio grave de inestabilidad política, las autoridades acordonaron el área alrededor del edificio legislativo en Brasilia y trataron de rechazar a los manifestantes con gas lacrimógeno, pero rápidamente se vieron rebasadas.

Cientos de partidarios de Bolsonaro que se niegan a aceptar la victoria electoral del izquierdista Lula se abrieron paso, superaron las vallas, subieron por las rampas y se congregaron en el techo del edificio de arquitectura modernista, constató un reportero de la AFP.

Un video mostró a un policía siendo empujado de su caballo en las afueras del Congreso y golpeado por una multitud. En tanto que al menos cinco reporteros también fueron agredidos, según un sindicato de periodistas, entre los que se cuenta un fotógrafo de la AFP.

“Este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá”, advirtió el nuevo ministro de Justicia, Flavio Dino, en su cuenta de Twitter. El alto jerarca agregó que “habrá refuerzos” de las autoridades para reprimir esta invasión.

El sábado, Dino autorizó el despliegue de agentes de la Fuerza Nacional, una fuerza especial compuesta por efectivos de la Policía Militar (PM) de los diferentes estados.

- Intervención militar -

Las impactantes imágenes divulgadas recuerdan a la violenta invasión del edificio del Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, en Washington, por los partidarios del entonces presidente republicano Donald Trump, aliado de Bolsonaro, para impedir la certificación del demócrata Joe Biden como vencedor de las elecciones de 2020.

“Tenemos que restablecer el orden, tras esta elección fraudulenta”, dijo a la AFP Sarah Lima, ingeniera de 27 años y partidaria de Bolsonaro llegada de Goianesia (ciudad a 300 km de Brasilia, en el vecino estado de Goiás) en el lugar de los hechos. “Estoy aquí por la historia, por mis hijas”, agregó.

La marea humana irrumpió en el Congreso nacional, con muchos manifestantes ondeando banderas brasileñas en un tinte patriótico similar al de los seguidores de Trump.

En ese edificio, donde el Senado y la Cámara de Diputados de Brasil llevan a cabo sus sesiones legislativas, las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos en un intento fallido por dispersar a los manifestantes.

El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, “rechazó con vehemencia esta protesta antidemocrática, que debe ser castigada con todo el peso de la ley”, en Twitter.

El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a su vez “respetar las instituciones democráticas” de Brasil. Mientras que los mandatarios de Chile, Colombia y Argentina condenaron la invasión de las sedes del poder.

Bolsonaro, quien perdió por estrecho margen ante el expresidente Lula (2003-2010), salió de Brasil a fines de año y viajó a Estados Unidos, al estado de Florida (sureste), donde ahora reside Trump.

Algunos de sus simpatizantes manifestaban ante cuarteles militares desde que fue derrotado para reclamar la intervención del Ejército, con el objetivo de impedir la vuelta al poder de Lula para un tercer mandato.

La investidura de Lula tuvo lugar el 1 de enero en Brasilia, sin que se registrara ningún incidente mayor y en presencia de miles de sus seguidores.

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