El primer ministro croata, Andrej Plenkovic, observa a una anciana que fue evacuada de su apartamento demolido en Petrinja, a unos 50 kilómetros de Zagreb, después de que la ciudad fuera golpeada por un terremoto de magnitud 6,4 el 29 de diciembre de 2020. (DENIS LOVROVIC / AFP)
El primer ministro croata, Andrej Plenkovic, observa a una anciana que fue evacuada de su apartamento demolido en Petrinja, a unos 50 kilómetros de Zagreb, después de que la ciudad fuera golpeada por un terremoto de magnitud 6,4 el 29 de diciembre de 2020. (DENIS LOVROVIC / AFP)

Las miles de personas que perdieron sus casas Croacia central por el terremoto de 6,2 grados del martes entraron en el 2021 calentándose con fogatas al raso o refugiados en sus coches, mientras sigue la inquietud por nuevos temblores en las últimas horas, el mayor de ellos de 3,7 grados.

El terremoto del 29 de diciembre causó 7 víctimas mortales, 26 heridos y destruyó o causó daños graves a miles de casas en Petrinja, Sisak, Glinas y otras localidades cercanas.

La mayoría de los habitantes, entre ellos muchos agricultores y ganaderos, no quisieron abandonar sus hogares y alojarse en centros públicos habilitados por miedo a perder sus posesiones, mientras que todavía han llegado pocos contenedores, remolques y estructuras prefabricadas para alojarlos.

“Esta botella de champán es la única que quedó entera en el terremoto”, declaró a la televisión “24 sata” uno de los vecinos de Petrinja, reunido ante un fuego con otros conocidos poco antes de la medianoche.

El primer bebé que nació en Croacia este año ha sido de una familia que se ha quedado sin hogar en Petrinja, una localidad cerca del epicentro del terremoto, y el nacimiento se produjo en un hospital dañado en la cercana ciudad de Sisak.

“15 segundos después de la medianoche nació el pequeño David en Sisak. Esto es realmente simbólico. La señora es de Petrinja. En el terrible terremoto su casa se derrumbó, y la familia dormía en el coche”, declaró uno de los responsables del hospital al portal de noticias Index.

Después de la medianoche se registraron varios seísmos, entre ellos uno de magnitud 3,7 en la escala de Richter, según el servicio sismológico croata.

“Duermo en el coche por tercera noche consecutiva, pero el automóvil de dos toneladas salta cada rato como un juguete”, comentó un habitante de la localidad de Sisak, citado por Index.

Debido al COVID-19 se han prohibido reuniones de más de 10 personas, las plazas de las ciudades estuvieron desiertas y la atmósfera fue mucho más sombría que en nocheviejas anteriores, no solo por la pandemia sino también por los temblores.

Fuente: EFE

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