Manifestantes marchan por la muerte de George Floyd en la Primera Avenida en Nueva York. (EFE/EPA/JUSTIN LANE).
Manifestantes marchan por la muerte de George Floyd en la Primera Avenida en Nueva York. (EFE/EPA/JUSTIN LANE).

Minneapolis. [AFP]. Estados Unidos es sacudido desde hace una semana por protestas a raíz de la muerte de , un hombre negro, a manos de un policía blanco en Minneapolis.

Decenas de miles de personas de todos los grupos étnicos y demográficos han tomado las calles a través del país para exigir el fin de la brutalidad policial.

Aquí algunos de ellos explican con sus propias palabras por qué están manifestando y lo que esperan lograr en las mayores protestas civiles en Estados Unidos en muchos años.

La estudiante en el frente

Kayla Junaye Johnson es una estudiante afroamericana de derecho penal de 21 años en la Universidad Grambling State de Louisiana.

Se sintió “mal del estómago” cuando vio el video de la muerte de Floyd luego de que el oficial Derek Chauvin le apretara el cuello con su rodilla durante casi nueve minutos, y se sumó a las manifestaciones en Minneapolis.

"Vimos un asesinato en vivo, no hay vuelta. Es perturbador. Es horrible, y cada agente [involucrado] debe ser inculpado con los máximos cargos", dijo.

“En la primera protesta llegué hasta el frente de rodillas, gritando ‘Manos arriba, no disparen’. Salté y esquivé al menos un par de granadas aturdidoras con la cabeza. Fue aterrador por momentos”, agregó.

Sin embargo, Kayla Junaye Johnson contó que una de esas grandas la impactó en su brazo. "Terminé con una quemadura de segundo grado del departamento de policía de Minneapolis”.

La estudiante también dijo que no se siente cómoda "cerca de policías. Odio decirlo pero tienen tanto poder en el mundo ahora que da miedo, puede pasar cualquier cosa”.

“Nunca esperé que sucediera esto esta semana pero no estoy sorprendida. Ser negro en Estados Unidos provoca esto. Así es como nos afecta. Es triste, pero es así”, aseguró.

La madre que educa a sus hijos

Michelle Evans, una mujer blanca de 40 y pocos años que trabaja en marketing, llevó a sus hijos de dos y cuatro años a la escena de la muerte de Floyd, y los abrazó en medio de un mar de flores.

Temiendo que las protestas, que se tornaron violentas, fueran “demasiado peligrosas”, expresó su solidaridad e ira en el lugar que se ha convertido en un memorial a Floyd.

"Mis hijos, solo por ser quienes son, necesitan saber que tienen privilegios, y que precisan ser parte de la solución al crecer", dijo a la AFP.

Llorando, denunció el racismo “estructural” en Estados Unidos.

"Es como nuestro país fue fundado, y necesita ser destruido y reconstruido en una manera que traiga igualdad e inclusión para todos".

El músico que no será silenciado

Tyqaun White, un estudiante de música de 20 años de Brooklyn, ha manifestado en las calles de Nueva York.

"Llegamos a un punto en que los negros pedimos que no nos maten. Es ridículo (...) Esto tiene que parar", dijo.

"Estamos en tiempos modernos, pero tenemos una mentalidad enraizada en la esclavitud", añadió.

“Estamos enojados. La gente aquí está muriendo y viven en la pobreza cada día. ¿Y nos quieren matar y luego simplemente decirnos que nos quedemos quietos? ¡No! Tenemos que salir”, explicó White.

"Comprendo por qué la gente puede quebrar el toque de queda y protestar de la manera que quiere protestar".

Además, White declaró que pretenden “domarnos y controlarlos, porque somos su propiedad”. Somos “tratados como animales, así es como han sido tratadas las personas negras durante años y años”.

“Creo que esta protesta continuará el resto de mi vida (...) Necesitamos protestar para siempre, hasta que este sistema sea totalmente revertido y cambiado y construido sobre la igualdad y la libertad verdaderas. Voy a seguir luchando tanto como sea necesario”, puntualizó.

Privilegiados en los suburbios

Jeff Austin, un antropólogo cultural de 62 años y su hija Lily Henry-Austin, de 17, manifestaron juntos en Bethesda, un suburbio rico de Washington DC.

Las manifestaciones grandes son raras en este barrio mayoritariamente blanco, uno de los más ricos del país y donde viven altos funcionarios del gobierno.

"Sentimos que ya basta, y que realmente tenemos que trabajar para cambiar nuestras políticas, precisamos cambiar la actitud de nuestra sociedad hacia la raza", dijo Jeff.

“Hemos tenido siglos para solucionar esto. Ni siquiera nos acercamos aún, pero seguiremos tratando”, agregó.

Incluso, Jeff Austin sostuvo que “cuanto más gente se involucre en tratar de contrarrestar las actuales actitudes racistas de la nación, mejor. Cada uno tiene un papel que jugar”.

“Como mujer blanca, tengo una inmensa cantidad de privilegio”, exclamó la joven Lily.

"Me duele tanto ver a personas que son humanas no ser tratadas como humanos. Simplemente no podía quedarme en casa y no hacer nada. Estaré aquí afuera hasta que algo cambie. No me iré".

El exmarine latino

Hipólito Arriaga, un puertorriqueño de 36 años que creció en El Bronx y fue marine estadounidense en Irak habló durante una marcha en Miami.

"Al servir en el ejército, pensé que éramos enviados al extranjero para proteger la libertad de la gente aquí, pero mientras tanto la policía aquí nos está tratando como si estuviésemos en una zona de guerra", dijo.

“Eres entrenado para ver a la gente en Irak, en Afganistán, como si fueran animales, como si fueran salvajes”, adicionó.

Arriaga afirmó también que "de la misma manera ahora aquí en este país nos llaman delincuentes. El presidente quiere calificarnos de terroristas por acceder a nuestro derecho a hablar, un derecho humano fundamental que es nuestro”.

“Se olvidan de que el país fue fundado con una revolución”, finalizó.