“Deben meterlos a la cárcel por 10 años": Trump llama “débiles” a gobernadores y les exige medidas más duras contra protestas. (AFP / MANDEL NGAN)
“Deben meterlos a la cárcel por 10 años": Trump llama “débiles” a gobernadores y les exige medidas más duras contra protestas. (AFP / MANDEL NGAN)

Adoptando el lenguaje de la confrontación y la guerra, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se autoproclamó el lunes el “presidente de la ley y el orden” y señaló que se jugaría su reelección en convencer a los votantes de que su contundente enfoque, incluyendo el despliegue de soldados en ciudades, era necesario en un momento de tumultos y disturbios por motivos raciales.

Trump hizo su declaración en el Rose Garden, bajo el sonido del gas lacrimógeno y las balas de goma lanzados para dispersar a manifestantes que protestaban de forma pacífica en el parque ubicado frente a la Casa Blanca. Esto ha creado una división histórica, y sus críticos dicen que el presidente está ampliando la separación en un momento en que el liderazgo era crucial para ayudar a unificar una nación fracturada.

El giro de Trump hacia una postura partidista recuerda a la retórica de nosotros contra ellos que suele utilizar cuando está bajo presión, incluyendo en la lucha contra la pandemia del coronavirus. Ha respondido a la violencia con una serie de tuits divisivos y en uno expuso claramente lo que hay en juego políticamente subrayando la cercanía del día de las elecciones.

“3 DE NOVIEMBRE", era todo lo de decía el mensaje.

Trump prometió desplegar al ejército para frenar el aumento de protestas violentas en las ciudades, que incluyen saqueos de comercios y quema de vehículos policiales. El dirigente no reconoció la ola de malestar que recorre el país al exigir una respuesta más contundente al caos surgido tras la muerte de George Floyd.

Floyd falleció luego de que un policía blanco de Minneapolis lo inmovilizó sobre el piso presionándole el cuello con su rodilla mientras él decía que no podía respirar. En docenas de ciudades del país se registraron manifestaciones violentas, con un nivel de disturbios generalizados que no se había visto en décadas.

Trump reapareció en público tras dos días en la Casa Blanca para amenazar con desplegar a “miles y miles” de soldados. Después dio un sorpresivo paseo a través del Parque Lafayette hasta la llamada “Iglesia de los presidentes”, que sufrió daños por el fuego durante las protestas.