Organismos internacionales muestran ineficacia ante Venezuela (INFOGRAFÍA)

La crisis sociopolítica y económica en Venezuela se agravó luego de las elecciones del 2013, cuando el líder chavista, Nicolás Maduro, venció por un porcentaje mínimo (1.49%) a su adversario, el exgobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, quien impugnó los resultados por considerarlos fraudulentos.

Desde entonces se ha agudizado la situación de miles de venezolanos: 3.4 millones de personas han abandonado el país y diversos organismos han denunciado graves violaciones a los derechos humanos.

La respuesta de gran parte de la comunidad internacional ha sido desconocer el régimen de Maduro y respaldar al autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, sin que esto afecte de manera concreta el curso del país. Ante ello, quedan dudas sobre la participación y la real acción de bloques como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y foros internacionales para devolver -como señalan los medios y especialistas- la democracia a Venezuela.

El analista internacional Juan Velit Granda recordó que en la actualidad “la Unasur tiene poca vigencia”, pese a que “no ha sido desactivada formalmente”. Explicó que desde inicios del 2017, con la salida del expresidente colombiano Ernesto Samper, la vacante de secretario general permanece vacía. Tampoco cuenta con una sede luego de que Ecuador, con Lenín Moreno como mandatario, le quitara el local que tenía.

No obstante, aclaró que la endeble actuación de la Unasur respecto al caso venezolano no solo se debe a su inminente desaparición, sino que responde a un “carácter ideológico muy definido”, que “protege a regímenes de izquierda, a sabiendas de su atropello a las normas básicas de la política y a los derechos humanos”.

Caso conocido de la acción de la Unasur es la separación de Paraguay en 2012, tras la destitución del entonces presidente Fernando Lugo, acto considerado un golpe de Estado. Además, en 2014 y en plena crisis de Venezuela, el bloque anunció la entrada en vigencia de la “Cláusula Democrática”, creada en 2010, para responder de forma conjunta o incluso prevenir intentos golpistas en la región. En aquel momento, Maduro había denunciado un intento de alteración del orden constitucional.

Intereses. Según Velit Granda, la Unasur “no mide con la misma vara a todos”. Pero tampoco lo hacen grandes foros internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA) o la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El experto precisó que “la OEA expulsó a Cuba hace casi 60 años tan solo porque había optado por una forma de gobierno socialista” y que aprobó en 1965 el desembarco de soldados norteamericanos para ocupar República Dominicana porque “tenía ideas socialistas”. Por tanto, “las tendencias ideológicas” e intereses particulares “marcan el rumbo de las decisiones políticas” y muchas veces “el sentido de justicia tiene muy poco” que ver con este valor, indicó.

En el caso de Venezuela, el Consejo Permanente de la OEA aprobó a mediados del 2018 una resolución presentada por EE.UU., junto a otros países, y desconoció las elecciones de mayo del año pasado en las que Maduro fue reelegido para un nuevo mandato de seis años. También exhortó a que se realicen otros comicios.

Esta decisión abrió el camino hacia la suspensión de Caracas, que estaría por concretarse el próximo mes. De ocurrir, sería la tercera vez en la historia que el organismo ejecuta una sanción política de esta naturaleza.

Pero investigadores de la Universidad del Rosario (Colombia) sostienen que estas medidas “no tienen consecuencias prácticas” para la restauración de la democracia.

Respecto a la ONU, Velit Granda manifiesta que desde su creación, en 1945, no ha sufrido ningún cambio sustancial en cuanto al mecanismo de toma de decisiones. Criticó el hecho “de que todavía cinco países (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido) tengan derecho a veto, y que por tanto impongan una dictadura al resto de los países miembros. Además, esto hace que potencias rivales en el caso de Venezuela se bloqueen mutuamente.

En efecto, el Consejo de Seguridad de la ONU demostró el jueves su poca efectividad ante la crisis, luego de que fracasaran dos propuestas de EE.UU. y Rusia. El documento estadounidense, que pedía elecciones presidenciales libres y permitir el ingreso de la ayuda humanitaria “sin trabas”, no prosperó debido al veto de Moscú y Pekín.

En tanto, la resolución impulsada por el Kremlin, que rechazaba la intervención extranjera, no alcanzó el número necesario de votos.

Es la tercera reunión sobre el tema en poco más de un mes y hasta ahora ninguna concluyó con acuerdos básicos.