El nuevo es una enfermedad novel y, por lo tanto, poco conocida por la comunidad científica. Día a día se descubren nuevas propiedades y conceptos del virus . En Chile, un caso particular ha dado luces sobre lo que podría llegar a ser una modalidad en el tratamiento de pacientes con esta afección.

Se trata de Andrés Meza, médico cirujano chileno, quien se recuperó del COVID-19 con el tratamiento de plasma hiperinmune, en el cual usó sangre de un paciente que previamente había vencido a la enfermedad.

Meza relató que se pudo haberse contagiado luego de atender a una colega del hospital San Antonio, quien “tosió muchas veces, pero ella aún no sabía que tenía la enfermedad".

Cinco días después de la conversación que sostuvo con su colega, Meza ya se encontraba grave producto del COVID-19, puesto que presentaba una temperatura corporal mayor a los 38 grados.

“Me llevaron a una urgencia respiratoria, donde me tomaron exámenes de sangre y un escáner de tórax, donde se ve la peor complicación que puede dar el coronavirus: una neumonía multilobar bilateral", recoge La Tercera.

Tras su diagnóstico, el médico fue trasladado a Santiago para seguir su tratamiento, pero "todo iba para mal. Quedé hospitalizado con soporte de oxígeno y evolucioné negativamente. Me avisaron que voy a ser trasladado a la UCI de la clínica con alta posibilidad de ser intubado”, aseguró.

El día en el que cambió todo

La situación era preocupante, por decirlo menos. Sin embargo, una luz al final del tunel apareció. El jefe de Hematología de FALP, Dr. Raimundo Gazitúa y la la Fundación Arturo López Pérez lograron que Meza pueda recuperarse con un tratamiento utilizado generalmente en este tipo de pandemias.

El 26 de abril se realizó la transfusión de plasma hiperinmune, lo cual le costó una noche sin dormir al doctor Meza. No obstante, ese precio estaba dispuesto a pagarlo.

"Un día después, a las 9 am, amanezco en muy buenas condiciones, en excelente condiciones, sintiéndome mucho mejor que el día anterior. El 26 estaba en pésimas condiciones, muriéndome, y el 27 (de abril) tenía la certeza que iba a vivir. El uso del plasma fue crucial, junto a los cuidados de la clínica”, recoge La Tercera.

La comunidad médica considera este tratamiento debido a que los anticuerpos generados en las personas que vencen al virus pueden servir para el tratamiento de quienes aún lo padecen.

Andrés Meza fue dado de alta el pasado 8 de mayo y hoy se encuentra en su vivienda. Sin embargo, asegura que volverá a las labores sanitarias en el hospital San Antonio: “Tengo muchas ganas de volver y vencer”, añadió.

Sin duda una historia de éxito y, ¿por qué no?, el que marque la pauta para el uso de este tratamiento a mayor escala para vencer la pandemia.

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