El empresario boliviano y candidato presidencial de derecha prometió un plan de choque de 100 días para enfrentar la escasez de dólares, combustibles y productos básicos. (Foto de Luis Gandarillas / EFE)
El empresario boliviano y candidato presidencial de derecha prometió un plan de choque de 100 días para enfrentar la escasez de dólares, combustibles y productos básicos. (Foto de Luis Gandarillas / EFE)

La jornada electoral en Bolivia estuvo marcada por el llamado del candidato de derecha Samuel Doria Medina a votar por un cambio que permita superar la aguda crisis económica que atraviesa el país. El millonario empresario, de 66 años, emitió su sufragio en un colegio de La Paz y exhortó a los ciudadanos a ejercer un voto de confianza.

“Hoy es un día muy importante para los bolivianos porque a través del voto podremos salir de esta crisis económica de manera pacífica, de manera democrática”, declaró Doria Medina, quien postula por cuarta vez a la presidencia.

El líder de la coalición Alianza Unidad compite codo a codo con el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002) en una contienda que, según encuestas, se definirá en una segunda vuelta el próximo 19 de octubre.

Una economía golpeada

Bolivia enfrenta una inflación interanual de 24,8 % en julio, la más alta en 17 años, y una crítica falta de dólares y combustibles debido a una política de subsidios que casi agotó las reservas internacionales.

Ante este panorama, Doria Medina propone un plan de shock de 100 días, con medidas inmediatas para garantizar el abastecimiento de productos básicos y recuperar la estabilidad macroeconómica.

Fin de la hegemonía del MAS

Desde 2005, el Movimiento al Socialismo (MAS) dominó la política boliviana con las victorias consecutivas de Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025). Sin embargo, la pugna entre ambos líderes y el deterioro económico dejaron sin opciones a la izquierda en esta elección.

Morales, de 65 años, aspiraba a un cuarto mandato, pero un fallo constitucional lo inhabilitó al permitir solo una reelección. Por su parte, Arce decidió no postular nuevamente.

Con este escenario, todo apunta a que Bolivia se encamina hacia un cambio de rumbo político tras dos décadas de hegemonía socialista.